Artista contemporáneo con conciencia

El trabajo de Lorenzo Quinn "Support" está animando el debate sobre el cambio climático

La pasada primavera, el artista contemporáneo Lorenzo Quinn instaló una escultura en Venecia, Italia, formada por dos manos gigantes y musculosas que emergían del Gran Canal como si sujetaran un bello y antiguo palacio.

Parecía que estaban intentando evitar que se lo tragaran las aguas. Esta descomunal obra, titulada “Support”, pretende sensibilizar sobre el cambio climático y nuestro futuro, y ha puesto a Quinn en el punto de mira. Hasta el momento, el vídeo de su instalación, colgado en redes sociales, ha recibido más de 75 millones de visitas, y le ha convertido en el artista comprometido con el medio ambiente más importante de nuestra generación, aunque este nunca fuera su objetivo.

El cambio climático es uno de los temas que más inquieta a Quinn. Se preocupa por el futuro de sus hijos y por el mundo que le legaremos a la próxima generación, pero insiste en que ante todo es un artista y no le interesa convertirse en político o en activista. Como artista, lleva cosechando éxitos desde hace dos décadas, creando un conjunto de obras que versan sobre la vida, el amor, las luchas humanas, las relaciones y el medio ambiente.

Sus esculturas, compuestas por cuerpos retorcidos, figuras conectadas entre sí o manos extendidas que en ocasiones interactúan entre ellas o con esferas o cubos que representan al planeta, destilan humanidad y emoción. La fluidez y movimiento de las figuras están muy conseguidos, y los detalles y profundidad de sus esculturas recuerdan al trabajo de Auguste Rodin, artista francés del siglo XIX.

Lorenzo Quinn vive y trabaja en Barcelona. Visitó Mallorca por primera vez a finales de los años 80, para rodar una serie de televisión sobre Aristóteles Onassis junto con su padre, el actor Anthony Quinn. Se enamoró inmediatamente de la isla y volvió en numerosas ocasiones, tanto por trabajo como por placer. En el año 2003, su escultura de bronce titulada “Encuentros” se instaló en el Paseo Marítimo, y ha expuesto en diversas galerías a lo largo de los años. En la actualidad, varias de sus pinturas y esculturas se pueden contemplar por primera vez en la Galería K, en Palma, y en junio inauguró una escultura en Puerto Portals llamada “Dar y Tomar III”.

Sus esculturas transmiten una sensación de dualidad, casi como si desafiaran la ley de la gravedad, gracias a la combinación del peso de materiales como el bronce, el mármol o el aluminio y la ligereza y movimiento de las propias figuras. Por ejemplo, la escultura “La fuerza de la naturaleza”, que en la actualidad se puede contemplar en la Galería K, muestra a una mujer firmemente anclada en el suelo mientras evita que se vuele el mundo sujetándolo con una tela cuyos extremos agarra con ambas manos. Da la sensación de que el trapo y el mundo fueran a salir volando en cualquier momento, y todo su cuerpo refleja su lucha y su fuerza. La yuxtaposición entre la acción y el peso de los materiales resulta sorprendente.

Quinn siente verdadera fascinación por las manos y transmite mucha pasión e intención al plasmarlas. El artista desea que la gente se sienta identificada con su trabajo, que puedan conectar con las manos que retrata y que a través de estas vean una parte de ellos mismos. Esta es una de las razones que explica por qué le atrae reflejar esta parte del cuerpo humano, especialmente en sus proyectos públicos.

Cuando se crean esculturas figurativas, se corre el riesgo de que se clasifiquen en función de su género, raza e incluso origen étnico, pero las manos son ajenas a esta ordenación. De este modo, pueden convertirse en un símbolo internacional. Como artista que trabaja con sus manos, estas constituyen una poderosa herramienta de comunicación.

A Quinn le espera un otoño muy ajetreado, puesto que a principios de septiembre presentará una nueva escultura en Venecia llamada “Stop Playing”. Está compuesta por dos grandes manos que sujetan una honda. La piedra interior está fabricada con cristal veneciano, haciendo alusión a la fragilidad del planeta, mientras que la honda simboliza el agotamiento de nuestros recursos naturales. Por otra parte, su estudio está trabajando con Naciones Unidas para colocar la escultura “Support” en un lugar diferente. A Quinn le encantaría verla instalada en un glaciar y hacerle fotos a intervalos durante el transcurso de 6 meses o un año, mostrando cómo se va derritiendo el hielo entre las manos que componen la escultura. Se trata de una emotiva imagen de este talentoso artista.

Photos de Lorenzo Quinn