Nos encontramos con Michael, cofundador de Sandberg Estates, en la luminosa sede de la inmobiliaria en Portals Nous. Su encanto cortés y sus maneras fáciles se combinan con una amplia sonrisa y un firme apretón de manos. Su acento inglés sugiere que es de origen británico, o al menos que ha estudiado en el Reino Unido, pero nos sorprende descubrir que Michael nació y se crió en Mallorca, de padre alemán y madre sueca.
“Me han dicho que parezco español para un español y alemán para un alemán… el único idioma en el que tengo un ligero acento es el sueco, ¡y aparentemente sueno un poco danés por alguna razón!” comenta Michael. Admite que el talento camaleónico para cambiar de nacionalidad es muy útil en su trabajo. “Como agente inmobiliario, siempre intentas meterte en la mente del cliente con el que hablas”, explica, “para entender mejor sus necesidades y encontrar la propiedad perfecta para él”.
De clientes a amigos
Aunque la posibilidad de conectar inmediatamente con el cliente en su lengua materna es una gran ventaja, son las relaciones a largo plazo las que conforman el espíritu de la empresa. “Para nosotros es muy importante construir una relación con cada cliente”, continúa Michael, “ya que no suele ser un proceso que dure una o dos semanas, sino que puede alargarse medio año, un año, incluso dos años”.
Añade que a menudo estas relaciones se convierten en amistades.
Cofundada con su madre, Cecilia Sandberg, la empresa familiar ha crecido con los años, “pero nunca quisimos convertirnos en una enorme empresa corporativa y perder nuestro contacto personal”, explica Michael, “siempre nos hemos esforzado por mantener ese ambiente familiar, por lo que cualquier agente que conozcas transmitirá esa cercanía y confianza. En nuestra esencia, estamos aquí para ayudar a las personas y no para venderles”.
Michael cuenta que un cliente quería un ático, pero le aterrorizaban los ascensores. “Busqué y busqué para cumplir ese criterio aparentemente paradójico”, cuenta, “y finalmente encontré un lugar en Sol de Mallorca donde un ático a pie de calle estaba en lo alto de un acantilado. El propietario no quería vender inicialmente, y costó un poco convencerlo, pero al final lo conseguimos”.
Dar algo a cambio
Otro principio fundamental de Sandberg Estates es la solidaridad, tanto a nivel local como internacional. “Hacemos tantas acciones solidarias como nos es posible”, continúa Michael, “y nos sentimos especialmente comprometidos con la educación”. Además de donar regularmente a orfanatos locales y a Mallorca Sense Fam, han construido una escuela en Myanmar y un porcentaje de sus beneficios se destinará a ayudar a construir al menos una escuela al año. “En definitiva, lo que más me gusta de este trabajo es conocer a la gente”, concluye Michael. “Este negocio tiene que ver tanto con las personas como con el sector inmobiliario -y en todo caso tiene más que ver con las personas- e intentas ser la mejor versión de ti mismo con cada una que conoces.” Y Michael tiene la suerte de tener unas cuantas para elegir.