La energía positiva genera buenos momentos. En Randemar, el ambiente claramente vibrante es el resultado de varios elementos fortuitos que confluyen a la vez. El primero, por supuesto, es el entorno. El veterano restaurante de Port Sóller ocupa la primera línea del mar, disfrutando de unas vistas maravillosamente bonitas de la emblemática bahía de herradura, de suaves brisas y de fabulosas puestas de sol.
Ubicado en una antigua y encantadora villa mallorquina, Randemar cuenta con una seductora terraza y zona chill-out, varios salones interiores de lo más chic y un bar de lo más cool. Sentados en un rincón íntimo o en un grupo grande, los comensales y bebedores se ven bañados por una iluminación favorecedora y el resplandor de las velas por la noche; la piel acariciada por la cálida luz del sol balear durante el día.
Más que un lugar donde comer deliciosos platos mediterráneos, los propietarios crean momentos memorables para sus clientes con música de DJ en directo y un servicio que te hace sentir como en casa. El icónico tranvía de madera de 1912 que pasa frente al mar te recordará que estás en un lugar especial.
Ambiente de Miami
Con su hermosa sonrisa, Cristina Egurrola Oliver recuerda el momento en que conoció a su marido y llegó por primera vez a Sóller. De una familia local de restauradores, 16 años antes Toni Oliver había tomado una casa mallorquina y la había convertido en su propio proyecto de pasión, Randemar. Cuando Cristina, procedente de Miami, llegó al lugar -más tarde se convertiría en la esposa de Toni-, quedó encantada con la isla y su gente.
“Para mí, que soy de Miami, es todo un cambio tener las montañas y el mar juntos, porque no es algo muy común en Estados Unidos”, dice.
La talentosa diseñadora trajo consigo una perspectiva totalmente nueva y, en el Randemar actual, las costumbres y tradiciones americanas y mallorquinas coexisten con gran éxito.
“La casa es realmente espectacular, y con la terraza, la zona chill-out al lado y el bar de moda, te da la sensación de estar en un lugar que no es realmente Sóller, sino… un lugar un poco más de moda”, explica Cristina.
Comida para sentirse bien
Cristina y su marido describen el menú como “Todo tipo de pescado fresco, carnes, pastas; una variedad bastante amplia”, y quieren garantizar una experiencia armoniosa a los clientes.
“Es muy fácil que los niños vengan y tomen, por ejemplo, unos espaguetis a la boloñesa o una carbonara o una pizza, mientras los padres disfrutan de un filete con parmentier, por ejemplo”.
El chef Aleix Viada lleva a cabo con aplomo este tipo de cocina sofisticada y atractiva para el público, centrándose en platos mediterráneos de temporada con influencias globales. No cabe duda de que el sol brilla en esta dirección en Sóller, pero no todo se debe al encanto del puerto; la gente implicada y su actitud son igual de cruciales.
Realmente quieren invitar a todos los que les visiten, ya sean de la zona o de lejos, a conocer la historia y el mundo de Randemar.
“Nuestra casa es su casa”, sonríe Cristina que, junto ca Toni y su equipo, ha desempeñado un papel fundamental a la hora de dar forma al sabor joven y dinámico de este restaurante tan apreciado.