Tras pasar más de una década en Japón, la clienta propietaria de este excepcional ático quiso trasladar un remanente de aquella época a su nuevo hogar. Junto con CARLO Design, se creó un espacio que rinde homenaje a la estética japonesa, conservando las raíces en el estilo europeo.
La visión era clara: calma, materiales naturales, detalles cuidados y una sensación de lujo sereno. Al entrar en el apartamento, nos recibe un papel de pared pintado a mano que evoca la sensación de estar en un bosque, marcando la pauta para el resto del espacio. Un rincón de té, cálidos tonos madera en toda la vivienda y una cuidada distribución crean un ambiente de tranquilidad y paz en todas las estancias.
El dormitorio cuenta con un armario revestido con un delicado papel de peces pintado a mano. Su interior resplandeciente ofrece un contraste sorprendente: serenidad por fuera, luminosidad por dentro.
Este ático es una poétic fusión de Oriente y Occidente. Un espacio personal e íntimo que refleja no sólo la historia de vida de su propietaria, sino también su profundo aprecio por la artesanía, la calidad de los materiales y el hogar como lugar de calma y presencia.
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