En contra de la tendencia y de la percepción típica de algunos jóvenes españoles cuya ambición es llegar a ser funcionarios, es refrescante conocer a este inspirador emprendedor de 31 años, nacido y educado en la isla, de padre suizo y madre mallorquina.
A la temprana edad de 17 años, utilizó sus poderes de persuasión para convencer a sus padres de que una carrera universitaria podía esperar mientras se dedicaba a explorar su pasión por Internet. Adelantado a su tiempo, creó un portal que explicaba cómo utilizar las webs de casinos online y se ganó su primer cheque por valor de 60 $ en concepto de comisiones, despertando así su interés por el gran potencial de negocio que presenta la World Wide Web.
Contó con el apoyo de una gran inversora: su abuela le dio 3.000 € para desarrollar un portal web de bingo on-line; con 24 años lo vendió por 8 millones de euros.
Gracias a la experiencia que le ha otorgado su temprano éxito, ahora ayuda a otros jóvenes emprendedores locales a realizar sus sueños. Con una tasa de paro por encima del 50 % en jóvenes menores de 25 años, la suya es una historia inspiradora de lo que se puede llegar a ser, un resquicio de esperanza en el oscuro horizonte de España.
Junto a su socio mallorquín y business angel, Paco Gimena (51), fundó MOLA.COM en 2011 desarrollando rápidamente lo que se ha convertido en el principal inversor para las jóvenes empresas de Internet, no sólo en las Baleares sino en toda España. Con más de 11 millones de euros invertidos en 57 proyectos de start-up, Enrique confiesa que está haciendo malabarismos y lo dice manteniendo una sonrisa que transmite confianza.
El alma de Mola.com es PLAYSPACE, relacionada estrechamente con Enrique ya que su primo Alfonso Villar es el fundador. Lanzaron la empresa en 2010, ofreciendo juegos de mesa tales como dominó o parchís en Internet a través de redes sociales, FACEBOOK y TUENTI, para los mercados de habla hispana y portuguesa, con más de 600.000 usuarios activos mensuales y 3,3 millones de visitantes. En 2012, recibieron una inversión de 1,9 millones de dólares de un inversor americano para continuar con el desarrollo de la plataforma. Enrique calcula que en los próximos tres años Playspace puede alcanzar un valor de más de 100 millones de dólares.
El principal mercado de interés de Mola.com, así como su incubadora y acelerador de proyectos, es Latinoamérica. Tienen planeado abrir oficinas en Río de Janeiro y Miami este año. Enrique cree que hay muchas sinergias entre los españoles y los latinoamericanos, siendo el idioma un factor principal, pero también hay fuertes vínculos culturales. Además, el tamaño de mercado, el incremento actual en el crecimiento de las empresas y en el uso de Internet, así como niveles de competencia menores que en mercados más desarrollados, hacen que América del Sur sea la elección más evidente.
Mola.com recibe más de 2.000 solicitudes al año de emprendedores ilusionados que buscan patrocinio y apoyo. Entonces, ¿qué criterios se utilizan para elegir a los proyectos? “Los principales criterios que tenemos en cuenta son que exista un mercado potencial para el producto, la escalabilidad y que el potencial de mercado sea internacional. Pero lo más importante es la persona, la inteligencia, visión y ambición son los factores más importantes para ser elegido.”
Entonces, ¿qué consejo le daría Enrique a la gente joven que sueña con convertirse en el próximo Mark Zuckerberg? “Sé valiente, llama a diferentes puertas, persiste y cree en ti mismo.”
Le pregunté si era difícil encontrar las cualidades necesarias en la isla. De hecho, cree que Mallorca ofrece una gran ventaja competitiva para atraer y mantener a personas altamente cualificadas: “Los graduados universitarios son felices trabajando aquí por menos dinero, ya que la calidad de vida en Mallorca es una compensación en sí misma. Los inversores extranjeros pueden aprovecharse de estos salarios, que son más bajos que en Barcelona, Madrid o Londres, para desarrollar aquí empresas tecnológicas.”
Enrique ha sido franco con los medios sobre el concepto de crear un clúster de empresas tecnológicas, nombrando Mallorca como la Silicon Island. Dice, “Mira por ejemplo a Israel, donde han desarrollado modelos de negocios sostenibles muy exitosos; Mallorca debe hacer lo mismo. Hay un gran número de extranjeros ricos que viven en la isla que podrían estar muy dispuestos a invertir aquí y necesitamos sacar provecho de los jóvenes cualificados con talento que están aquí y juntarlos con los inversores.” Tengo curiosidad por saber qué hará este ambicioso joven mallorquín en cuanto uno de sus proyectos alcance un precio de venta de 100 millones de dólares. Es posible que otro no tuviese una respuesta clara, pero Enrique ya tiene un plan para lo que vendrá después de Mola.com. “Quiero impulsar las posibilidades de la tecnología para cambiar el mundo, encontrando nuevas maneras para producir energía, desarrollando logística para que se pueda distribuir la comida que nos sobra a aquellos que estén hambrientos, es sólo una cuestión de logística.”
Le hago una última pregunta: ¿Quién es su modelo a seguir? Y él dice: “Richard Branson, no le da miedo ser diferente. No hay límites, sólo los que se impone uno mismo”.
Con esas palabras de sabiduría, me despido de mi amigo y mientras me alejo del Parc Bit en coche, pienso en lo maravilloso que sería para Mallorca, España e incluso para el mundo, disponer de la tecnología necesaria para poder clonar a Enrique Dubois.
“No hay límites, sólo los que se impone uno mismo”