De la pasión a su oficio: Laura Carbajo

La artista argentina comparte su historia desde su casa en Mallorca

Laura Carbajo

Nos encontramos con Laura Carbajo en su soleado apartamento del tranquilo barrio costero de Sol de Mallorca. Su atrevido vestido naranja hace eco de los vibrantes cuadros que cubren cada centímetro de la pared. Aunque algunas de las imágenes son identificables -una pareja de cisnes, un yate, un paisaje urbano-,otras son un derroche de color abierto a la interpretación. “Pinto mis emociones”, nos dice, “pinto lo que me sale del alma”. Al igual que sus pinturas acrílicas, Laura tiene muchas capas.

Empieza por el principio. Miramar, Argentina. Su madre impartía cursos de artesanía y cocina, alimentando la creatividad de todos los que la rodeaban. Imaginamos la casa familiar de Laura llena de abalorios y botones, pigmentos y lápices. “Pinté mi primer cuadro a los 5 años”, dice, recordando su contorno dorado y sus uvas en cascada.

Buscando una vida creativa

Cuando creció, estaba decidida a ganar su propio dinero haciendo algo que le gustaba.
Creó un negocio desde abajo, diseñando y creando decoraciones para el hogar en Argentina y más allá. Le preguntamos de dónde viene su confianza. “Es mía”, dice con una sonrisa, “es innata”. Aunque lo que finalmente le dio la felicidad fue la vida como pintora y no como empresaria de éxito, Laura considera que ninguna experiencia es en vano. “Un cuadro es creación, son muchas cosas que llevamos dentro, pero también es el desahogo de toda nuestra experiencia y alma”.
La pintura siempre ha sido una importante salida creativa para Laura. Su obra transmite la sensación de libertad que siente cuando se enfrenta a un lienzo en blanco. No planifica lo que pinta. Su proceso es orgánico y está abierto al cambio. A menudo le sorprende el resultado. “Cuando pinto, siento una profunda conexión con el universo. Es como entrar en otra dimensión donde el tiempo se detiene”.

La isla inspiradora

Dejó Argentina hace más de 10 años y recorrió el mundo antes de establecerse en Mallorca. “Para mí, esta isla es mágica”, dice, “Creo que lo es para muchos artistas”. La paz, el paisaje y, sobre todo, el mar, la alimentan a diario. “No podría vivir en un lugar sin mar”, dice. Se siente afortunada de vivir tan cerca de la apartada cala Bella Donna. Cuando el confinamiento se relajó por fin, fue el lugar que eligió para su hora de libertad.

El paisaje de la isla es una fuente de inspiración, pero rara vez pinta en el exterior. “Me distraería demasiado”, ríe. Prefiere sentarse en una roca y contemplar el horizonte, llenando su pozo creativo con los colores y sonidos del océano.
“Un día tendré un estudio con vistas al mar”, dice. “No es un sueño, es una proyección”.

Un confinamiento productivo

¿Qué haces cuando tienes todo el tiempo del mundo y no puedes salir de casa? Para Laura, el confinamiento fue un periodo de concentración total en su arte. Señala varios cuadros que creó durante el confinamiento. Cada uno es una expresión única de la emoción que sintió en ese momento. Su paleta es variada y sus temas son diversos, pero todos son inconfundiblemente la obra de Laura Carbajo. Y con cinco prestigiosos premios recibidos sólo en el último año, es sin duda un nombre que merece la pena recordar.

Photos by Sara Savage

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