Belén Zaba y Kilian Bermúdez son una pareja a la que le encanta jugar con la perspectiva. Habiendo crecido en Madrid, los dos creativos comenzaron su aventura desde las bulliciosas calles de la ciudad. El traqueteo de los platos de tapas y la ajetreada vida urbana fueron el telón de fondo de su exploración inicial, en la que Kilian experimentaba con su cámara de día y con la iluminación de noche. “Siempre me ha gustado la fotografía desde una edad temprana, pero mi trabajo como electricista también encendió la pasión por la iluminación”. El resultado es por lo que Kiliart es ahora famoso. Hermosas fotografías brillantes hechas con un suave respaldo de luz y cristal.
Encapsulando el Mediterráneo
Después de terminar sus viajes por Sudamérica, las Islas Baleares parecían un destino natural para Belén y Kilian. Les pareció que Menorca era perfecta, ya que era tranquila y tenía una costa “hecha para hacer fotografías de paisajes dramáticos”. Las arenas blancas y la ausencia de huellas dieron a Kilian la oportunidad perfecta para hacer fotos con su dron. Sin embargo, no fue hasta que Belén montó las fotos en cristal cuando se dieron cuenta del impacto de su trabajo. Era el mar Mediterráneo en su estado más brillante y claro. El cristal hacía brillar las olas. La iluminación infundía un cálido resplandor. Y los ángulos de las fotos de Kilian hacían que los espectadores se detuvieran. “En poco tiempo, había dado la sensación de que habíamos encapsulado realmente aquello por lo que se ama el Mediterráneo: el sol cálido, la brisa salada… todo está ahí”.
Desde Menorca, la pareja viajó a Mallorca, Ibiza y Formentera y continuó especializándose en fotografía costera. Sin embargo, todo cambió cuando enfocaron el objetivo de su cámara sólo en Mallorca. “Aquí sentimos un nuevo sentido de la perspectiva. A medida que explorábamos la costa mallorquina, nuestras ideas adquirían realmente una energía propia.”
Una ventana con vistas
Seis años después, la pareja ha convertido Kiliart en un negocio online, ha abierto un estudio en La Lonja y ha expuesto sus fotografías en ferias artesanales de toda la isla. “Mallorca es el lugar perfecto para los artistas que quieren poner a prueba sus límites creativos”, dice Belén, a quien le encanta idear nuevas formas de presentar sus fotos. En su estudio, nos muestra una escalera, un trozo de madera a la deriva y varias ventanas, todas ellas equipadas con cajas de luz y fotografías. “Los marcos de las ventanas que recibimos son todos reciclados de tiendas de antigüedades o de gente que ya no los quiere. Cuando la gente los tira, estamos allí para recogerlos y restaurarlos. Los antiguos de estilo mallorquín son nuestros favoritos”.
Desde Cala Falcó hasta Es Trenc y Cala Sant Vincent, la pareja ha fotografiado algunos de los lugares más bellos de la isla. El truco para ver la isla en su máximo esplendor es explorarla en invierno y “preferiblemente no en un día de viento”, añade Kilian, que dice que la arena es más bella cuando se la deja descansar. Un mundo lejos de Madrid y de su acelerado ritmo de vida.
Fotos de Sara Savage
