En los años 50, este cautivador restaurante situado en la península virgen que separa las bahías de Alcúdia y Pollença, era la casa del abuelo materno de los propietarios, Sebastián. Los paseantes de la zona podían cruzarse con la terraza sin distinguir si se trataba o no de una propiedad privada: Sebastián les ofrecía un vaso de agua o cualquier otra cosa para hacer que se sintieran como en casa. También le encantaba leer, y su casa se convirtió pronto en un popular punto de encuentro donde se celebraban sesiones de lectura.
En una de esas ocasiones, su hija Ada María conoció a su futuro marido gallego. Tras la muerte de su padre, la pareja convirtió la casa familiar en un restaurante, de forma que otras personas pudieran disfrutar de la ubicación única y exclusiva del legado de Sebastián. No podían haber elegido un nombre que lo definiera mejor que el de La Terraza.
Durante casi 50 años, el negocio familiar ha sido un restaurante a orillas del mar y un lugar de reunión de personas de todas las generaciones. La cocina mediterránea cuenta en la actualidad con un toque moderno, y cada año ofrecen nuevas creaciones sorprendentes desde su innovadora cocina. La cocina utiliza productos ecológicos y ofrece platos creados para vegetarianos y celíacos. Muchos de los clientes llegan en barco, o se benefician del servicio de entrega al barco que ofrece La Terraza, haciendo los pedidos por teléfono. La paella de langosta es uno de los platos de mayor éxito.
El entorno del que disfruta no tiene rival en la isla de Mallorca, atrayendo a clientes que buscan relajarse, desconectar de la vida diaria y disfrutar de una nueva experiencia culinaria. Visitan el restaurante para recordar los buenos tiempos con su familia y amigos, compartir las espectaculares vistas y disfrutar de las ventajas de la suave brisa marina, acompañados de sabrosos manjares, una amplia selección de vinos exquisitos y un servicio de calidad.
La Terraza se ha adaptado al escenario de restauración cambiante, creando tres zonas diferentes: restaurante, bistró y área chill-out con una zona de playa para bañarse. Los clientes acuden para unas horas, o incluso para pasar todo el día.
Además, también es un lugar ideal para comidas de negocios y la celebración de eventos como bodas, bautismos, comuniones, cumpleaños y aniversarios.
«Cada día trabajamos duro para asegurarnos de que nuestros clientes se sientan bien acogidos y como en casa – como parte de una gran familia», dicen los propietarios de este negocio familiar.
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