Cuando Michel Campioni decidió llevar la producción de cerveza a otro nivel, no buscó una fábrica de cervezas inutilizada. Como belga orgulloso de su procedencia, sabía que las mejores cervezas se elaboraban en abadías. Lo que él quería era una iglesia. “Pero fue imposible”, nos comenta. Incluso si hubiese encontrado una, obtener una licencia para producir alcohol en un lugar sagrado no hubiera resultado sencillo.
Afortunadamente, tras trabajar durante quince años como arquitecto en la isla, Michel había hecho muchos contactos. El antiguo alcalde de Sencelles le comentó que un amigo ofrecía en alquiler un local en la cercana localidad de Cas Canar. Se trataba de un viejo granero de piedra sin ventanas en el que las gallinas campaban a sus anchas, pero Michel, que es un hábil dibujante técnico, vio su potencial. “Cuando entré pensé que era perfecto para mí. ¡Era mi iglesia!”. Firmó los papeles ese mismo día.
Dado que la única actividad que se permitía llevar a cabo en la propiedad tenía que estar relacionada con la agricultura, Michel Campioni, un hombre acostumbrado a superar los obstáculos, se convirtió oficialmente en agricultor.
Le preguntamos por qué eligió el nombre de su cerveza. “Tutatis fue un dios de la guerra del siglo I”, explica, antes de confesar que es una referencia a los cómics franceses de Astérix y Obélix, de los que es gran fan.
El logo de Toutatis, una muchacha vestida con una holgada túnica con flores en el pelo, no tiene nada que ver con los dioses o con la Galia. Es un homenaje al pintor checo Alfons Mucha, cuyos retratos de art nouveau en los que aparecen sensuales damas ya utilizó Moët & Chandon. La fundación Alfons Mucha pedía 15 céntimos en concepto de royalties por cada cerveza vendida, cantidad desorbitada para una pequeña fábrica de cervezas, así que Michel le encargó al artista callejero Sandro Tomás, nacido en Manacor, que se encargara del diseño.
Michel probó su primera cerveza cuando tenía siete años. “Cada miércoles nos daban permiso para beber un vaso de cerveza”, recuerda. “Era una cerveza negra con tan solo un 1 o 2 % de alcohol. Sabía mucho a malta, y parecía más una sopa que una cerveza”.
Diez años después comenzó a fabricar su propia cerveza en casa utilizando un kit que compró por internet. Tras diversos experimentos y explosiones, al cabo de poco tiempo en su garaje se apilaban montañas de botellas. En un momento dado tuvo una conversación con su mujer, y juntos llegaron a la conclusión de que debía dedicarse a ello profesionalmente.
En la actualidad, Toutatis ofrece seis tipos diferentes de cervezas. Para la elaboración de las primeras dos, Michel contó con la colaboración del sumiller catalán de cervezas Daniel Fermun, de Cerveza Artesana. El estilo de las cervezas es auténticamente belga. Con un alto contenido alcohólico, el ligero toque dulce predomina sobre las notas amargas, y contiene malta 100% belga. Son cervezas elaboradas para que las degustes. La cerveza que más venden es la rubia belga. El complejo proceso artesanal, que conlleva aplicar numerosos cambios de temperatura, es lo que le aporta ese cuerpo y sabor tan marcados.
Si adoras la Hoegaarden, con toques a limón, deberías probar la refrescante cerveza de trigo de Toutatis, elaborada con jazmín, piel de naranja y cilantro. Tras las peticiones realizadas por la comunidad británica local, Michel también ha producido una IPA con lúpulo californiano. Se trata de la tercera cerveza más vendida. Podrás adquirir asimismo una cerveza negra y otra especiada que se fabrica especialmente durante el periodo navideño. Aunque contienen un 12% de alcohol, probablemente volver a casa en bici no sea la mejor idea, como buena prueba dan de ello algunas personas que ya lo intentaron. Charlar con Michel, una persona franca y sonriente, es como ponerse al día con un viejo amigo. No da la impresión de ser un ocupado hombre de negocios, aunque esta mañana a las 4.30h ya estaba probando sus nuevos tanques de fermentación, antes de enfrascarse en sus quehaceres como arquitecto. En su primer año, Toutatis produjo 10.000 litros de cerveza, mientras que en su segundo año, la producción alcanzó los 25.000 litros. “Nuestra máxima capacidad es de 60.000 litros”, afirma Michel. “Después de eso, pretendemos que la cerveza tenga la mayor calidad posible. La cantidad no es importante”.
Michel comenta que está demasiado ocupado para ser perfeccionista, pero ello no obsta para que se haya marcado como objetivo producir la mejor cerveza de la isla. Lo que comenzó siendo una afición se ha convertido en verdadera pasión.
Photos by Pepe Fuster