La sensación de “esto es todo” en Moscari

A Mercedes López Coello se le puso la piel de gallina cuando vio por primera vez la finca centenaria

A medida que avanzamos por las carreteras rurales que rodean Moscari, empezamos a preguntarnos si Mercedes López Coello quiere ser encontrada. Los carteles de bicicletas en el asfalto nos dicen que es una zona para frenar y empaparse de la paz del paisaje natural de Mallorca. Las ovejas pastan sin prisa en campos salpicados de almendros y el canto de los gallos se deja oír en la brisa. Cuando la localizamos, entendemos inmediatamente por qué tuvo que comprar la finca centenaria.

El agente inmobiliario no tenía la llave para dejarles entrar la primera vez que Mercedes vino a ver la propiedad. “Me enamoré del exterior. Le dije a mi marido: ‘esto es’”, cuenta. Con su entrada arqueada flanqueada por dos olivos nudosos y un viejo palo de escoba esperando en la puerta, pensó que parecía la casa de un encantador hobbit. Una vez que vieron el interior, se encontraron con un lugar que había sido reformado pero no a su gusto. Al principio, Mercedes pensó que un poco de pintura y unas alfombras acogedoras era todo lo que necesitaba, pero poco a poco se convirtió en un proyecto de renovación en toda regla.

El trabajo de los artesanos locales

Se instaló calefacción por suelo radiante y se sustituyeron los azulejos rojos oscuros por microcemento blanco. Se eliminó un baño de la planta baja para abrir la cocina y aprovechar al máximo la luz natural. Suecia. Recuerda que se dejó llevar por un trabajo de edición y le preguntó a su marido: “¿Esto es todo? ¿Así es como vamos a vivir nuestra vida?”. Mercedes, que es originaria de Paraguay, pensó que un traslado a la Toscana podría ser la respuesta.

Su marido le respondió: “eso es porque no has estado en Mallorca”. Un día de diciembre visitó la isla. Tres meses después se mudaron definitivamente. En el patio, junto a la piscina de agua salada, compartimos una generosa ración de bollos de nuez, aceitunas, tomates de ramellet y queso de cabra cremoso. Mercedes nos cuenta que recientemente ha abierto su casa para impartir talleres holísticos.
Menciona al herbolario Juan Cánavas y a la experta culinaria Deborah Piña, que utilizan sus conocimientos de la flora de Mallorca en su destilación o cocina. Cuatro veces al año, un grupo de mujeres se reúne aquí para reconectar con el ritmo de cada estación. Esta primavera, se centrarán en el “despertar”. Con los narcisos y campanillas floreciendo a nuestro alrededor, estamos convencidos de que la casa consciente de Mercedes podría despertar a cualquier huésped a la magia de la naturaleza, y quizás también a su propia magia interior.

Fotos de Sara Savage