Lindsey Mackay Robinson se trasladó a España desde Escocia hace más de 40 años después de pasar su infancia en Edimburgo. Se trasladó a Barcelona cuando tenía sólo 18 años, impulsada por la intuición de que otro lugar podría ofrecerle un modo de vida más saludable. Ya entonces se interesaba por la dieta, pero fue el ritmo de vida más lento de España lo que la decidió a quedarse. Más tarde, su empleo en una gran empresa combinado con un don lingüístico para el español la llevó a un puesto en Mallorca, donde ahora vive como nutricionista de dietas basadas en plantas.
Lo que nuestro cuerpo realmente necesita
Es en el tranquilo pueblo de Porreres donde Lindsey tiene su base, atendiendo a clientes de todo el mundo con retiros culinarios de bienestar. Su cocina casera, que suele ir acompañada de cursos de yoga y campamentos de fitness, está pensada para mantenernos en forma, dándole a nuestro cuerpo las vitaminas y minerales que necesita. “Si estás realmente nutrido, nunca tendrás esas punzadas de hambre. El cuerpo tiene su propio ritmo y nos dice lo que necesita”, dice, destacando el problema de comer en exceso. “Se ha convertido en una costumbre comer a ciertas horas, en realidad deberíamos comer sólo cuando nos apetece y en porciones más pequeñas”. Junta las manos para presentar un cuenco. “De este tamaño y repleto de comida crudivegana y vegetariana”, dice, y añade que el pescado y el caldo de huesos son recomendables de vez en cuando.
Más despacio es mejor
Sin embargo, antes de realizar cualquier cambio en la dieta, Lindsey insiste en que todos debemos ir más despacio para aprovechar todos los beneficios de una alimentación saludable. Algo que ella trabaja para preservar en España. “Siempre les digo a mis alumnos que no renuncien a su estilo de vida español. Que sigan comiendo en casa, haciendo la siesta, comiendo con la familia y los amigos. Sí, es relajado, pero que siga siendo así”, dice, interesada en preservar la cultura local. Muchos jóvenes se inspiran en ciudades como Nueva York, Londres o Berlín para su ética de trabajo, pero Lindsey no está de acuerdo: ve desequilibrios hormonales en las mujeres y obesidad en los hombres como resultado del estrés y el agotamiento. “Hay que pensar, ¿qué es lo realmente correcto para un ser humano? Sinceramente, no estamos hechos para un ritmo tan rápido”.
Lindsey señala que el mayor culpable de cualquier enfermedad es la inactividad y el desconocimiento de las leyes de la naturaleza. “A muchos se nos nubla la cabeza con juicios erróneos, comiendo por motivos emocionales y sin ser conscientes de lo que hacemos”, dice. Ella lo llama “mente investigadora débil”, ya que adormecemos lo que sentimos en lugar de cuestionarlo. La búsqueda habitual en Google para buscar los síntomas, tomar una pastilla y continuar es perjudicial. Sus retiros son una forma de abordar esta cuestión, en los que imparte talleres de recetas basadas en plantas y anima a sus clientes a disfrutar de masajes diarios, mucho descanso y respiración. “Invito a venir a cualquiera que necesite una desintoxicación”, dice. No importa lo nublada que se sienta la mente, con Lindsey a tu lado, el cielo azul se hace alcanzable.
Text by Rosie Foot
Photos by Sara Savage
