La alegoría mediterránea de Teresa Sapey

La arquitecta italiana nos invita a su hermoso retiro palmesano de estilo mediterráneo

Teresa Sapey

En el inconfundible universo de la arquitecta italiana Teresa Sapey todo gira en torno al arte, la creatividad y las emociones. No es de extrañar al haber nacido en el Piamonte, la región más culta y elegante, situada en el histórico territorio de Saboya.

Llegó a España hace más de 25 años de la mano de su primer marido. “Aquí han crecido mis hijos y he desarrollado mi vida profesional”, comenta.
Tras graduarse en Arquitectura con matrícula de honor por la Escuela Politécnica de Turín en 1985 (con el objetivo de dotar de un título universitario sus inquietudes y así contentar a sus padres), obtuvo más tarde el grado de Bellas Artes en la Parson School of Design de París impulsada por su sueño desde niña, de convertirse en artista.

Teresa es un auténtico torbellino de energía y así lo refleja su casa en pleno barrio antiguo de Palma. “Esta casa, que ahora es mi refugio secreto, fue construida por un corsario italiano durante el siglo XVI. Este palacio fue destruido por un incendio intencionado con el fin de que el corsario genovés que la habitaba (y que era persona non grata en la ciudad de Palma), la abandonara”.

“Cuando la encontré, fue para mí un hallazgo extraordinario y a pesar de que en ese momento su estado no era el mejor, vi que tenía un potencial enorme que yo sabría cómo explotar”, explica Teresa.

Construida en piedra típica mallorquina, fue rediseñada por Teresa para reflejar la personalidad “Sapey” sin restricciones. Ha logrado implantar su característico sello personal y expresar su lado más pictórico gracias a las atrevidas paredes en colores fuertes. Sin embargo, ha mantenido los elementos tradicionales de un palacio, como son los techos altos, el suelo de madera y los grandes ventanales. Toda la importancia recae en el uso del color, destacando el mural del salón diseñado por ella misma, cuyas líneas cambian de sentido al encontrarse con los peldaños de la escalera. “Quise hacer un palacete contemporáneo. Es una alabanza a la mágica isla de Mallorca y a sus colores mediterráneos: el amarillo ácido de los limones o del cálido sol”, señala. También los azules del mar y del cielo y la presencia del color verde en el vinilo reproduce un dibujo de Teresa y que cubre la pared de uno de los dormitorios en un intento de crear una sensación de invernadero.

La modernidad del mobiliario diseñado también por ella se combina con los muebles antiguos llegados de su casa de Cap d’Ail y de Nueva York. La alfombra del salón está inspirada en el cielo y la catedral de Palma. “Para mí el color es un material para crear el espacio igual que lo es la madera, el acero o el hormigón. Mis proyectos son emblemas de la fuerza del color y las emociones que transmiten. Mi filosofía es transmitir siempre sensaciones. We design spaces to evoke feelings”, expresa esta extraordinaria artista.

En estos momentos está desarrollando en la ciudad un proyecto que le entusiasma por la libertad que le han concedido para transformar un patio mallorquín en uno de los mejores espacios expositivos de Palma. Concebido con el uso del color (su material favorito), este espacio ha sido dotado de suelo de rayas azules que representan el asombroso mar de Mallorca, mientras que las paredes rojas y los soles rojos y amarillos aluden a los hipnóticos atardeceres.

Al fin y al cabo es un modo de entender la vida y, aunque pueda parecer imposible, cuando está aquí se relaja. Su concepto del lujo mallorquín consiste en levantarse tarde y desayunar con la brisa mediterránea acariciando su cara; ponerse vestidos cómodos y ligeros, y pasear sin parar hasta llegar a un chiringuito con vistas al mar para degustar el mejor pescado de la isla. Todo un carácter que sabe apreciar el valor de lo sencillo.

Fotos de Sara Savage