Una oportunidad de encontrar el equilibrio

La vida lenta debería impregnar todos los aspectos de nuestra vida

La cultura de la productividad, el ser una #girlboss o #bossbabe – estos términos del trabajo excesivo han impregnado nuestras mentalidades y se esgrimen para animarnos a perseguir implacablemente nuestros objetivos profesionales, como si “machacarnos” en el trabajo estuviera directamente relacionado con el éxito en la vida. Elon Musk, director general de Tesla y famoso por trabajar muchas horas y dormir pocas, ha llegado a afirmar que el estilo de vida basado en la cultura la productividad es lo que le ha hecho multimillonario, tuiteando la famosa frase: “Nadie ha cambiado el mundo con 40 horas a la semana”. Sin embargo, las represalias no se hicieron esperar, y el universo de Twitter sugirió abiertamente que cambiar el mundo tiene poco que ver con el número de horas que uno trabaja y todo que ver con el impacto y la calidad de ese trabajo.

Mientras que la Gran Crisis de 2008 nos hizo adoptar horarios de trabajo más largos y crear negocios paralelos para hacer frente a las dificultades financieras, términos como #girlboss (acuñado en 2014 por la girl boss original y fundadora de Nasty Gal, Sophia Amoruso) se dirigían más hacia la lucha contra la cultura corporativa patriarcal, representando a mujeres empoderadas y motivadas profesionalmente que escalaban la escalera corporativa contra todo pronóstico. La representación positiva de la “cultura del ascenso” (especialmente en las redes sociales) normalizó rápidamente el hecho de trabajar más duro, más rápido y más tiempo.

Cambio de enfoque

No fue hasta los confinamientos de 2020 y la consiguiente interrupción de la jornada laboral de 9 a 5 que pudimos detenernos a reflexionar sobre el impacto de nuestro estilo de vida basado en la adicción al trabajo. Ahora, muchos de nosotros estamos en un periodo de reevaluación de cómo son nuestros días, qué significa el éxito para nosotros y qué es lo verdaderamente importante. Explorar nuestras pasiones y dar prioridad a la salud mental y física son igual de importantes que alcanzar nuestros objetivos profesionales. Nuestra identidad ya no es la del personaje profesional sino que estamos redescubriendo quiénes somos realmente.

Sin embargo, la nueva normalidad no está libre de desafíos. Trabajar desde casa puede significar únicamente que se ha cambiado el desplazamiento por una hora más de trabajo o menos vacaciones. A medida que las empresas van probando modelos de teletrabajo, el límite entre la vida laboral y personal puede ser cada vez más difuso, sobre todo al estar tan conectados digitalmente. Una de las claves del cuidado personal es establecer límites saludables. Tenemos que dejar de lado la presión que sentimos para aprovechar al máximo cada minuto de nuestra existencia.

Muchos de nosotros hemos llegado a Mallorca buscando hacer algo que nos gusta. Esto puede hacer más difícil encontrar un equilibrio entre el trabajo y la vida familiar.

Afortunadamente, aquí tenemos la suerte de contar con una isla que nos empuja suavemente a fluir con las estaciones. Podemos dejarnos llevar por los ritmos de ajetreo y tranquilidad que nos ofrece Mallorca, dándonos períodos de expansión y regeneración. 

En lugar de movernos por la ambición cada minuto de nuestras vidas, vamos a buscar la autenticidad. Está bien dar un paso atrás de vez en cuando y cambiar el enfoque. Las páginas de esta edición nos demuestran que cada persona está en su propio viaje, trabajando en las cosas que le importan y en las que cree profundamente, y de ello surge una sabiduría que debemos compartir. Hay mucho que podemos aprender los unos de los otros al compartir nuestras historias, aquí, en una isla con gente que vive y prospera en su propósito. 

Texto por Ché Miller | Fotos por Sara Savage