Estamos viviendo un despertar global. La pandemia del coronavirus nos ha obligado a reconsiderar la forma en que la que hemos estado viviendo y consumiendo. Si aún no estabas concienciado sobre como llevar una vida sostenible, la primavera de 2020 siempre será recordada como el inicio de un movimiento creciente.
Muchos han sido los cambios que han formado parte de este proceso: el movimiento “desperdicio cero” se inició hace solo una década, Marie Kondo ayudó a una audiencia más amplia a reevaluar sus pertenencias, los minimalistas compartieron sus historias de “cómo vivir con menos”, la permacultura ha sido una tendencia creciente y aboga por la autosuficiencia, como en el caso del activista Rob Greenfield que planta toda la comida que consume.
Y siguiendo estas premisas, las minicasas se han convertido también en una tendencia alineada con los valores recién adquiridos de “estar satisfecho con lo que tienes en lugar de con lo que quieres”. No resulta fácil ser consciente de que vivir con menos es una parte esencial para una vida más sostenible, y una vez logras dejar de lado lo que no “despierta alegría”, en palabras de la propia Marie Kondo, aprenderás a valorar y apreciar más las cosas, cuidando únicamente de los pocos artículos que hayas decidido conservar.
La serie Tiny House Nation se emitió por primera vez en 2014 aunque comenzó a emitirse globalmente a través de Netflix en agosto de 2019. Desde entonces el concepto ya forma parte de un vocabulario global vinculado a la vida sostenible y la libertad financiera. Estos dos conceptos serán aún más relevantes después de la COVID-19.
Sin embargo, vivir en casas pequeñas no es nada nuevo. De hecho, en el campo de Mallorca abundan pequeñas casas que eran más comunes antes de que el turismo inundara la isla. Muchas de ellas están abandonadas en parcelas. Viviendas deshabitadas en diversos estados de conservación que se usan almacén para herramientas de jardinería, y en otros casos se usan durante el fin de semana o se convierten en casas de invitados de nuevas construcciones.
En base a la normativa urbanística de fincas rústicas en Mallorca, las parcelas de menos de 14,000 metros cuadrados no son urbanizables más allá del tamaño de sus estructuras preexistentes, independientemente del estado en el que se encuentren. Esto significa que hay un gran número de parcelas de bajo valor, al considerarse que no vale la pena reformar las construcciones existentes debido a su tamaño.
Dicho esto, la creatividad del movimiento de las minicasas, así como una tendencia creciente a volver a “ruralizarse”, inspirará la revitalización de este tipo de propiedades en Mallorca. Mientras que grupos como el Centro de Resiliencia de Mallorca ven la construcción de minicasas como una forma de construir una comunidad sostenible, muchos lo verán como una oportunidad económica de trasladarse al campo.
En muchos sentidos, vivir de manera sostenible es una evocación a tiempos pasados, usar productos naturales en lugar de plásticos, poseer menos ropa, conducir y viajar menos o consumir productos locales de temporada… cada vez hay más opciones que fomentan tipos de vida futuristas y sostenibles.
Nuevas start-ups como Nestron, ofrecen soluciones para el uso creativo del espacio ayudadas por proyectos de ingeniería tales como la prefabricación, el aislamiento adaptativo, o la impresión 3D y la energía solar. Así, se promueve una cierta libertad financiera además de un mayor compromiso con el entorno y adicionalmente una menor dependencia de los permisos de construcción.
Aquellos que apuestan por un estilo de vida minimalista que se dan cuenta que, al vivir con menos, ya no es necesario disponer de tanto espacio de almacenamiento, y cualquiera que esté aprendiendo a vivir de manera sostenible se da cuenta rápidamente de lo problemático que resulta calentar o enfriar grandes estancias. Es aconsejable, entonces, al imaginar la casa de tus sueños en Mallorca, considerar el aumento de las temperaturas y el circuito de retroalimentación causado por una mayor dependencia del aire acondicionado, especialmente en relación con el tamaño de los espacios habitables.
Si bien las minicasas están en consonancia con la re-ruralización y la regeneración de las casitas de Mallorca, es necesario contar con un enfoque holístico para que resulte verdaderamente sostenible. Esto está ligado a la inversión en organizaciones locales para apoyar el desarrollo de un estilo de vida con conciencia ambiental.
Solo podemos esperar que lo mejor de la historia de Mallorca, como cultura agrícola, resulte en la proliferación de más huertos familiares. |