El pintoresco paisaje rural alrededor de Felanitx no carece de encantadoras casas para complementar la reconocida belleza natural de la zona. Y cuando se le solicitó a Thomas que aplicara su experto y característico diseño a esta hermosa casa de campo, fue en la naturaleza donde encontró gran parte de su inspiración.
“Tengo pasión por los materiales que viven e interactúan con la naturaleza”, explica. Y ello queda patente en los objetos y muebles elegidos, que no ocupan espacios, sino que habitan los luminosos y aireados interiores de la villa. En una planta semiabierta, materiales naturales como la madera, el mimbre, el lino y la piedra desgastada se combinan con naturalidad con elegantes elementos de diseño contemporáneo.
Hay cestas tejidas a mano que crean rincones de quietud contemplativa, mientras que unos azulejos sorprendentemente geométricos y alfombras estampadas resaltan al situarse junto a espacios minimalistas. La yuxtaposición de lo rústico y lo sofisticado aparece en gran parte del espacio: una madera ruda y nudosa al lado de excelsas obras de arte abstracto y delicadas cerámicas.
El proyecto está dotado de una auténtica singularidad, gracias al uso de pinturas originales de varios artistas mallorquines, además de antigüedades y singulares curiosidades que han sido cuidadosamente seleccionadas. Los clásicos del diseño también están presentes, de la mano de Hans Wegner Wishbone Chairs. La iluminación Marset da un toque retro chic al conjunto y un colorido papel de pared con estampado de peces añade un tono lúdico.
En definitiva, el objetivo era lograr el equilibrio entre la pureza y la calidez, crear un espacio atemporal que fuera atractivo visualmente, al tiempo que resultara acogedor y agradable.
Los propietarios de la casa, que habían quedado impresionados con anteriores trabajos de Thomas, le dieron carta blanca para acometer este proyecto. Y no sorprende que quedaran sumamente encantados con el resultado.
Fotos de Janne Peters Fotografie