Conservación a través de la cooperación

El conservacionista Ben Goldsmith habla sobre la Fundación para la Conservación de Mallorca

James Goldsmith

No es disparatado afirmar que el medio ambiente corre por la sangre de Ben Goldsmith. Su difunto padre, el multimillonario James Goldsmith, estaba considerado como uno de los más destacados defensores del medio ambiente en Europa y su tío fue uno de los cofundadores del Partido Verde británico. “Siempre me ha gustado la naturaleza”, afirma, “y si sientes ese interés y esa pasión resulta difícil no percatarse de que estamos dañando el medio ambiente, tanto en Mallorca como en muchos otros lugares”.

Sin embargo, Mallorca no fue la primera isla que despertó su interés por el medio ambiente, ya que hace diez años fundó en Ibiza la primera de sus organizaciones centrada en la financiación de proyectos ecológicos. Nació en parte debido a la frustración que le producía el hecho de no poder recabar apoyo financiero en el sector: “Me sorprendió enormemente que tan pocas personas destinaran dinero a ralentizar el ritmo de destrucción. Alrededor de un 2% de los donativos a nivel global se invierte específicamente en causas medioambientales. Se trata de una cifra muy pequeña si tenemos en cuenta la magnitud de los problemas a los que nos enfrentamos”. Atribuye este hecho a que las personas suelen considerar que cuestiones como el cambio climático y la deforestación son demasiado amplias o abstractas como para poder cambiar las cosas. Sin embargo, Ben ha adoptado un punto de vista diferente.

“Solucionar los grandes problemas medioambientales no siempre implica que deban invertirse grandes cantidades de dinero. A menudo se trata de conseguir un cambio legislativo o que las empresas modifiquen su comportamiento”, explica. La Fundación para la Conservación de Ibiza se propuso como objetivo encontrar personas que amaran y sintieran una conexión con la isla, recaudar fondos, hacer acopio de recursos y distribuirlos entre las iniciativas medioambientales locales más efectivas.

Gracias al éxito cosechado por esta iniciativa, en primavera de 2017 se constituyó el Fondo de Conservación de Mallorca, que se basa en la misma premisa de recaudar fondos recurriendo a aquellas personas que aman la isla para destinarlos a proyectos medioambientales prioritarios. Aparte del propio Goldsmith, entre los que respaldan financieramente esta iniciativa cabe citar a “dos importantes empresarios españoles radicados en la isla”, pero Ben insiste en que “cualquiera que esté interesado en el medio ambiente mallorquín puede participar en esta iniciativa. Por ejemplo, los dueños de los restaurantes pueden añadir un euro a la cuenta, que se destinaría a la Fundación. En Ibiza recaudamos 100.000 euros al año de esta forma. Nos gustaría hacer llegar nuestro mensaje a los restauradores y hosteleros, así como a cualquier persona interesada en recaudar fondos, para que se impliquen en base a sus posibilidades”.

A juicio de Ben, ¿qué problemas son más acuciantes en Mallorca? “Al tratarse de una isla, proteger y recuperar el mar antes de que sea demasiado tarde constituye una de las principales prioridades. Resulta obvio, tanto a nivel ecológico como económico. Sin embargo, no debemos olvidarnos de los desechos. Mallorca produce una gran cantidad de residuos, que posteriormente incinera, y a mi juicio no es la forma más correcta de proceder. Debemos restringir drásticamente la utilización de plásticos de un solo uso e implantar una economía en la que tanto estos como otros productos de desecho se reciclen, aplicando el lema de ‘reducir, reutilizar, reciclar’ tanto como sea posible”.

Respecto al impacto del turismo en la isla, Ben se muestra optimista: “Creo que cuando el turismo se plantea de forma apropiada puede convertirse en un factor muy positivo. El número de personas que se inclinan por practicar un tipo de turismo muy diferente al de sus progenitores no cesa de aumentar. En la actualidad a los ‘millennials’ les atrae vivir experiencias, y quieren causar el mínimo perjuicio posible. En conclusión, creo que el mundo avanza hacia un tipo de turismo más sostenible y sensible”.

Aunque Ben admite que no ha tenido la oportunidad de pasar tanto tiempo en Mallorca como hubiera deseado, un reciente viaje a Deià le ha inspirado. “Creo que es uno de los lugares más bonitos que he visto jamás. Me sentí feliz y emocionado de haber ayudado a constituir esta fundación porque creo que puede cambiar mucho las cosas”.

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