Jaime Oliver y Paloma Hernaiz o cómo dar de alta el bajo consumo

OHLAB allana el camino para una arquitectura y un diseño sostenible en Mallorca

Aún hoy no han encendido la calefacción”, explica Jaime Oliver, cofundador del premiado “laboratorio de arquitectura” OHLAB. Se refiere a su primer proyecto de casa pasiva, la Casa MM, que se finalizó en 2016. Su estreno en el mundo de la supereficiencia energética fue un éxito; tanto la codirectora de OHLAB, Paloma Hernaiz, como Oliver están con razón orgullosos. “Nos interesa mucho este tipo de trabajos –dice él– y la limitación de recursos propia de los territorios insulares hace que aquí sean aún más relevantes”. Por la escasez hídrica, en particular, la Casa MM también usa un 100 % de agua de lluvia y no está conectada a la red.

El concepto de casa pasiva supone el cumplimiento de unos requisitos estrictos de eficiencia energética. Hasta el momento voluntarios, aseguran una gran reducción del impacto medioambiental de la vivienda. Gracias a una especial orientación, aislamiento y recuperación de energía, el consumo es extremadamente bajo. Para tener categoría de casa pasiva, ésta no puede usar más de quince kilovatios por metro cuadrado al año, cuando la media es al menos de cien.

En la actualidad son pocos los clientes que específicamente piden casas de tales características, pero cada vez se valoran más los beneficios medioambientales y económicos que conllevan. Por eso Hernaiz siente que tienen la “responsabilidad” de sensibilizar a la sociedad, a la gente “que no muestra interés por el tema porque no sabe que existe”.

En uno de sus últimos proyectos, un edificio residencial de ocho pisos del paseo Mallorca de Palma, fue OHLAB quien hizo la propuesta y el promotor la aceptó.“Un buen promotor sabe que la demanda crecerá en el futuro”, señala Oliver. Y aunque la inversión inicial sea superior, a largo plazo se amortiza con creces y se convierte en un buen argumento de venta. Mallorca es también propicia para esta clase de iniciativas por su suave clima y horas de sol. Los arquitectos que trabajan como OHLAB estudian el movimiento solar y condicionan a éste la orientación del edificio, para maximizar la exposición en invierno y minimizarla en verano. Oliver cuenta que, en las rehabilitaciones de inmuebles históricos, es todo un reto aplicar estos principios, pues no se puede alterar la orientación y la estructura existente limita mucho. Aun así, añade: “Hacemos el mejor diseño que podemos integrando el concepto de la pasividad; lo llevamos al ADN de cada proyecto”.“Nosotros lo vemos realmente como el futuro de la arquitectura. Estoy segura de que algún día todos los edificios se construirán así”, augura Hernaiz.

Photos by Estefanía Durán · Renders by OHLAB

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