Perfectamente imperfecto

Encantadoras imperfecciones y toques rústicos

Mercedes López Coello, una adicta al trabajo que vivía en Suecia, se dio cuenta un día que estaba inmersa en un proyecto: “¿Esto es todo? ¿Es así como vamos a vivir el resto de nuestra vida?”. Supo que era el momento de cambiar, y esa epifanía la condujo a la casa de sus sueños en Mallorca.

La finca centenaria está situada en las estribaciones de Moscari, en la Tramuntana, entre campos salpicados de almendros y olivos, un idilio rústico e intemporal cuyo paisaje sonoro es el zumbido de las cigarras, el suave tintineo de los cencerros de las ovejas y el cacareo de las gallinas. Para Mercedes, nacida en Paraguay, fue un amor a primera vista cuando vio esa casa de piedra. “Me enamoré del exterior”, recuerda, “se me puso la piel de gallina, y le dije a mi marido ‘esta es’”.

UN AIRE DE SENCILLEZ

Al principio Mercedes pensó que sólo iba a hacer algunos cambios, pero el proyecto pronto cobró vida propia. “Al principio no sabía por dónde empezar, pero una vez que empiezas, pronto encuentras otras áreas que necesitan arreglarse, y entonces una cosa lleva a la otra…”, explica. Lo que sí tenía claro desde el principio es que quería que tuviera un aire de sencillez, incluso de austeridad. Esto se consiguió en gran medida gracias a las paredes encaladas y el suelo de microcemento liso, que crean un fondo limpio y relajante en toda la casa.

Mercedes también sabía que quería que los materiales naturales desempeñaran un papel central, con el uso de piedra, loza, madera, lino y ratán. Esto ayudaría a reflejar las encantadoras debilidades de la casa antigua y su ausencia de líneas rectas, para crear una sensación más orgánica, fluida y con carácter. “Nada era recto en la casa original, así que todo tenía que seguir este estilo de imperfecciones”, dice Mercedes.

ARTISTAS Y ARTESANOS DE LA ISLA

También se recurrió al talento y a los artesanos de Mallorca, y los especialistas en cocinas Cocinart la asesoraron sobre los armarios de pino rústico para disimular los electrodomésticos modernos. También se utilizó maquinaria agrícola antigua para llevar algo de la Mallorca rural al interior. Los diseñadores de interiores Espanyolet también trajeron el campo al interior, pero en sentido figurado, con telas en relajantes verdes salvia y amarillos girasol. Un precioso tapiz de lana de la artista textil de Felanitx Adriana Meunié cuelga de una pared, mientras que las cerámicas de los ceramistas mallorquines Jaume Roig y Joan Pere Català adornan mesas y rincones. Gran parte del resto del mobiliario y la decoración son piezas que Mercedes ha ido recopilando a lo largo de los años de sus viajes y de su estancia en Suecia.

Como la mayoría, Mercedes opta por pasar gran parte de su tiempo en su casa de campo al aire libre. Aunque ha añadido algunas fragancias a la flora, como la lavanda, la salvia y el romero, prefiere no interferir con la colección semisalvaje e indómita de suculentas gigantes, antiguos olivos nudosos y enredaderas. “Hay más magia en la imperfección de las cosas”, concluye Mercedes.

Text by Leon Beckenham | Photos by Sara Savage