Quedamos con Sylvia en su restaurante Max Garden, donde se sienta, rodeada de vibrantes diseños y tonos alegres.
Solo su energía ya es suficiente para iluminar la estancia y la conversación fluye con naturalidad. Es consultora acreditada en Life Mastery, un concepto que aclara desde el principio: “Empodero a mis clientes para que crezcan y se transformen desde dentro”. Sus palabras son claras y concisas, con un tono similar al de sus maestros, entre los que se encuentran Tony Robbins, Joe Dispenza y Mary Morrissey. Vive a caballo entre Mallorca y Estados Unidos y, desde el principio, queda claro que es una mujer facultada para aprender y, sobre todo, para ayudar a los demás.
La trayectoria de Sylvia se inició hace quince años, cuando le detectaron una rara enfermedad que afecta a los ovarios. Nos explica la sensación después de que los médicos le dijeran que nunca podría concebir; para ella, “fue el comienzo de todo”. Hace una pausa para reflexionar sobre la vida que la ha traído hasta este punto. “Parece como si toda mi vida hubiera sido una preparación para ayudar y apoyar a los demás”. Abre los ojos cuando describe una “limpieza de la mente” que, cinco años después de su diagnóstico, resultó en un embarazo. Sylvia define a Max, que da nombre al restaurante, como un milagro de bebé, no por una anomalía científica, sino por sus propias creencias. “Cuando cambiamos nuestros pensamientos, cambiamos nuestra vida”. Sonríe, señalando con gestos el vibrante espacio que nos rodea y su filosofía de vida saludable, que, en conjunto, ofrecen algo muy especial en Palma Nova.
Hablamos de los talleres de Sylvia en Max Garden y de los obstáculos que ella ayuda a superar. Los resume en una sola cosa. “Todo proviene del miedo, algo que realmente está en la raíz de todo”, explica al tiempo que lo describe como “un bloqueo para la persona”. Le preguntamos cómo trabaja para eliminar ese “bloqueo” y reacciona con una sonrisa de un millón de vatios. Levanta los brazos a la mitad y señala una línea invisible entre ellos, que indica cómo, a través de sus programas, conduce a sus clientes a un viaje de autodescubrimiento. “Pasas de estar atrapado a tener confianza, sentirte realizado y ver las cosas claras”, dice irradiando una energía que empieza a mostrarse físicamente. “Mirad”, dice acercando sus brazos hacia nosotros. “Se me pone la piel de gallina solo con hablar de eso”. Compartimos su electricidad mientras nos da uno de sus folletos, que impresiona por la diversidad de programas que ofrece.
Señala con las manos hacia adentro y recalca que el cambio más importante comienza en el interior de uno mismo. Le preguntamos si se refiere al alma y, consciente de las connotaciones de la palabra, ofrece una alternativa: “intuición”. Se expresa con precisión y eso hace que sea aún más fácil conectar con ella. “No te preguntes qué necesita el mundo; pregúntate qué necesitas tú, ya que el mundo necesita más personas con vitalidad”.
Reflexionamos un momento sobre ello y notamos una cálida sensación en nuestro interior. Eriza y resulta electrizante, parecida a lo que solo se puede describir como… piel de gallina.
Photos by Sara Savage