Artista Arturo Rhodes

Conoce al excéntrico artista británico que vive y trabaja en Deiá

Arturo Rhodes

Una vez que le conoces, nunca le olvidas. Es probable, que cualquier residente de Deià pueda indicarle cómo llegar al estudio de Arturo Rhodes: después del Museo Arqueológico, pasando por unas escaleras empinadas se llega hasta esta antigua casa de piedra verde. El edificio no parece muy especial, hasta que nos abren la puerta. . .

Ya estamos dentro del aparentemente caótico estudio/hogar de Arturo. El conocido artista es alto y delgado, está moreno, es bohemio y soltero; no fuma ni bebe y practica yoga en lugar de las tareas del hogar. Sus pinturas llenan las paredes; otras se apilan apoyadas en superficies verticales. Unos recortes de prensa, numerosos libros y jarras y envases de yogur vacíos captan nuestra atención. “Puede que parezca que no, pero sé exactamente dónde está cada cosa”, dice. “El único problema es que no sé dónde estoy yo”.

Nació en Londres en 1944. Estudió en la Watford School of Art y, en la década de los 60, viajó por Europa, Asia, Australia y los Estados Unidos hasta 1981, cuando se mudó a Mallorca para pintar. En los 90, después de pasar un año en África, regresó a Deià “completamente arruinado”, durmiendo incluso en su coche. Un encuentro afortunado le llevó a alquilar la casa de una mujer que buscaba un inquilino español. A pesar de que él no pudo convencerla de que era nativo, el hijo de la mujer (que trabajaba en La Residencia y había visto parte de su trabajo) le ayudó a conseguir el alquiler. “Deià es un sitio ideal para todo tipo de proceso creativo”, dice Arturo.

Sus pinturas surrealistas son ingeniosas. “Esta es mi faceta humorística”, dice mientras nos enseña una carpeta de una serie de caricaturas que hizo para ‘The New York Times’, mientras residía en Estados Unidos. “Me daban una historia escrita y tenía 24 horas para crear una caricatura. Fue un trabajo muy difícil, pero muy bien pagado, por lo que sólo tenía que hacer uno o dos dibujos a la semana y podía vivir como un rey”.

En la actualidad trabaja principalmente con acrílicos. Durante su reciente visita a Marruecos encontró pigmentos ‘alucinantes’; el emblemático azul ‘Mogadon’ domina la paleta de colores de una pintura inacabada del artista. “Trabajo en cuatro o cinco pinturas a la vez. Si me aburro o me atasco con una, cambio a la otra”.

Historia del arte, literatura, encuentros personales e incluso fragmentos de conversaciones son lo que inspiran las pinturas de Arturo. Le gusta seguir las pistas en las novelas de detectives y es muy meticuloso a la hora de elaborar sus pinturas– graba el proceso con su cámara o apunta los pasos en sus cuadernos. También utiliza su Mac para buscar historias. En dos ocasiones, distintas mujeres, le dijeron que debía ‘dejarse llevar’ (“to go with the flow”), por lo que investigó la expresión y creó una exposición en base a esta temática.

Vemos pinturas inspiradas por Vermeer y por ‘Alicia en el país de las maravillas’. Alicia fue el tema principal de una exposición hace algunos años: “Su inocencia se ve enfrentada a la corrupción y realidad del mundo. Está a punto de convertirse en una mujer adulta y se encuentra cara a cara con la distorsión”. ¿Y los autorretratos? “Eso me parece una especie de neurosis”, explica.

Este año creó un gran sombrero verde, que usó en la inauguración de su exposición anual en Belmond La Residencia. “Siempre fabrico un sombrero, hago una performance y doy un discurso– es por ello que viene tanta gente a las inauguraciones”. En agosto llegaron quinientos invitados; las 40 botellas de vino que había comprado (“compré un vino sudafricano muy bueno por tan sólo 3,20€ en Lidl”) se acabaron durante los primeros 20 minutos.

La exposición trataba de las capacidades del iPhone. El ‘eye-phone’ que Arturo fabricó para la exposición es genial. “Puedes hablar contigo mismo en el futuro y en el pasado”, explica. “En mi discurso dejé intervenir al ‘yo’ del futuro con el ‘yo’ bebé que estaba dentro del vientre de mi madre; hablaban entre ellos en el presente. Fue una cosa muy ‘freaky’, pero al público ¡le ENCANTÓ!”.

Su obra invita a la reflexión, pero reunirse con él en su estudio es aún más interesante. “A medida que envejezco, recibo más visitas”, dice. “Yo siempre les invito a entrar, a tomar un té o lo que sea”.

Entre los coleccionistas de las obras de Arturo se encuentran: Sir Roger McGough, Lord Andrew Lloyd Webber, la cantante Sinéad O’Connor, Sir Richard Branson, y el actor/comediante/escritor John Cleese, con el que recientemente pasó un día ‘echándonos unas risas’.

Pasar una hora con Arturo es muy divertido, pero también revela su compleja personalidad. Una vez un terapeuta le enseñó la importancia de la aceptación. “Así es como puedes comenzar a manejarte a ti mismo. Cambiar cosas o tirar cosas no funciona muy bien”, dice. “El caos reinante en esta casa se relaciona directamente con el proceso creativo en el que estoy involucrado”. Esperemos que nunca opte por el orden…

Lamentablemente, Arturo Rhodes falleció en mayo de 2021. Su recuerdo perdura en la memoria de los lugareños que le conocieron y le quisieron.

Photos by Sara Savage