GA los huéspedes de Can Estades se les conoce por haber derramado alguna lágrima en el momento de irse. Esta finca hotel – justo a las afueras del pueblo rural de Calvià – forma parte de un espectacular paisaje bucólico de fincas de almendros, colinas onduladas y la Serra de Tramuntana. Esta propiedad de gran tamaño cuenta con elementos arquitectónicos originales perfectamente restaurados, espaciosas terrazas y todo tipo de comodidades e instalaciones modernas que los viajeros sofisticados e independientes de hoy en día esperan encontrar.
Lo que marca la diferencia en esta finca hotel es la encantadora pareja alemana, Christiane y Norbert Amthor, que se hacen llamar anfitriones, en lugar de gerentes. Gestionan el negocio estupendamente, pero de tal forma que se respira la sensación de que todo sucede fruto de la magia, en lugar del gran trabajo impulsado por su pasión de satisfacer a sus clientes.
Al llegar aquí se tiene la sensación de ser acogido en la envidiable casa de nuestros nuevos amigos. Muchos de los huéspedes acaban entablando amistad. El cincuenta por ciento de los huéspedes vuelve, y algunos hasta reservando su próxima estancia en el momento de irse. Christiane y Norbert cuentan con un talento especial a la hora de identificar a aquellas personas que prefieren su independencia, y a aquellas que están encantadas de escuchar su magnífico conocimiento de Mallorca, recomendaciones personales y ayuda con diferentes planes. Desde el 2013 la pareja organiza la popular serie de conciertos Culture At Night, que dará lugar el primer miércoles de cada mes desde marzo hasta octubre. Esta temporada tendrá una amplia variedad de artistas locales e internacionales que interpretarán diferentes estilos musicales y ofrecerán conciertos con capacidad de hasta 100 personas, que atraerán a gente de la finca y del municipio.
Los anfitriones se han basado tanto en su experiencia previa en el sector hotelero como en sus propios viajes. Al gustarles el trato con la gente, su sueño era el de ser propietarios o dirigir una pequeña posada de alojamiento y desayuno. Tras enamorarse de Mallorca, Norbert vendió su empresa, se mudaron a la isla, y se apoderaron de la oportunidad de vivir su sueño. Cinco años después, siguen “encantados” de dirigir este cálido lugar que te hace sentir como en casa: a los huéspedes todavía les encanta el famoso desayuno de huevos revueltos de Norbert, el cultivo autóctono y los servicios personalizados, tales como sorpresas de cumpleaños y de aniversario, y felicitaciones de Navidad y de Pascua.“Tras pasar tres días aquí, los huéspedes cambian completamente”, dice Christiane. Desconectan, encuentran la paz y disfrutan de la atención y del servicio personalizado. Los huéspedes hacen lo que les apetece: socializar o pasar tiempo en solitario; hacer turismo o encontrar su rincón favorito de la finca. No es de extrañar que a muchos les dé pena irse.
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