Diseñar hogares con armonía en Mallorca

Todo empezó hace 6 años con el diseño y construcción de su refugio personal en Génova. Después de casi 20 años trabajando en la industria inmobiliaria en Mallorca, el proyecto personal de Claudia Zivko sentó los cimientos para un nuevo viaje en la construcción y el diseño de viviendas. Ella conoce la importancia del proceso de construcción basándose en su amplia experiencia en el sector y en las inestimables lecciones aprendidas supervisando la construcción de su residencia. “Sé que los detalles son importantes a la hora de crear un hogar y eso me apasiona”, explica.

Recientemente, se ha encendido un legado familiar: su hija Kessi se unió a ella en el negocio, encarnando una combinación perfecta de continuidad y talento creativo. Con Kessi a bordo, la colaboración es el corazón del proceso creativo, y las ideas juveniles de su hija complementan la sabiduría experimentada de Claudia. Sus proyectos se basan en la inspiración extraída de numerosos viajes al extranjero, dando forma a su narrativa arquitectónica y añadiendo un sabor y riqueza internacionales. “Mi trabajo a lo largo de los años me ha permitido descubrir lo que me gusta y lo que no, lo que funciona y lo que no. Siempre creo hogares en los que me gustaría vivir”, explica. Después de haber concluido varios proyectos dentro de su amado pueblo de Génova, Claudia y Kessi han ido creando casas extraordinarias y sostenibles. Su cartera muestra estas maravillas ecológicas y sugiere proyectos aún más interesantes.

Falco 13

Su proyecto más reciente, Falco 13, también tiene sus raíces en Génova, el pueblo querido por Claudia y su familia. Más allá de su pintoresca fachada, este encantador lugar encierra serenidad y un vibrante espíritu de comunidad, con un diverso tapiz de nacionalidades. Situado a pocos minutos del dinámico pulso de Palma, combina la conectividad con la tranquilidad de un pueblo. Aquí, Falco 13 personifica el compromiso de Claudia con la sostenibilidad al obtener la certificación de Casa Pasiva. Una casa pasiva representa una revolución en el diseño de viviendas, prometiendo un nivel incomparable de confort y reduciendo el consumo de energía. Para garantizar unas condiciones de vida óptimas todo el año, una casa pasiva está diseñada para mantener temperaturas ideales y minimizar la pérdida de energía, priorizando el bienestar y la comodidad.

Las casas de Claudia encapsulan un microcosmos de vida, enfatizando la privacidad dentro de los espacios comunes y estimulando la coexistencia entre intimidad y convivencia. Falco 13 fusiona elementos tradicionales mallorquines con influencias vibrantes de sus extensos viajes por México y Brasil, como pérgolas hechas a mano con ramas de eucalipto y tonos terrosos pálidos que recuerdan a Tulum. Cada detalle tiene un propósito, empezando por la integración de puertas correderas que comunican los espacios interiores y exteriores, siguiendo por la coherencia de los suelos, hasta los electrodomésticos de gama alta que adornan la cocina de madera natural. El discreto montaje de calefacción por suelo radiante y del aire acondicionado en los techos representa eficiencia en la climatización. La escalera hecha a mano es un centro de atención y una de las características favoritas. “Es una obra de arte”, dice Claudia sonriendo. A punto de finalizar su construcción, esta propiedad impecable ya está a la venta, y espera a unos propietarios que, sin duda, estarán encantados de llamar hogar a Falco 13.

Un toque poco convencional

El toque distintivo de Claudia va más allá de la estética. La colocación de una piedra de obsidiana negra en cada construcción aporta protección y positividad. “Soy una persona con los pies en la tierra que cree en las energías”, nos cuenta. Para ella, es primordial lograr armonía y equilibrio en todos los aspectos de una construcción, una perspectiva espiritual que se extiende no sólo a los trabajadores, sino también a los vecinos. Claudia conoce las molestias que pueden causar las obras, afectando directamente a los vecinos.

Al abordar cada proyecto, sabe que su equipo se convertirá en vecinos de la comunidad durante entre 8 y 12 meses, por lo que su compromiso consiste en garantizar que todos se sientan valorados y respetados. Ya sea preparando una comida casera para que el equipo la disfrute en familia, o entablando una relación amistosa con los vecinos, Claudia cultiva un entorno en el que florecen el respeto y las relaciones auténticas. Cree que ese sentimiento y esa energía se infunden en la propiedad como un regalo para sus nuevos habitantes. “Los trabajadores dejan esa buena voluntad en el ambiente y en el barrio”, describe. En el reino de Claudia Zivko, la arquitectura trasciende la estructura; se convierte en un canal para la vida sostenible, la expresión artística y la armonía comunitaria. Sus creaciones no son sólo casas; son hogares, y representan su dedicación a enriquecer la vida a través de la construcción y el diseño

Texto por Ché Miller | Fotos de Sara Savage