El impacto positivo del confinamiento en Mallorca

Esta nueva pandemia nos hizo darnos cuenta de que necesitábamos hacer cambios positivos

No place like homeWCuando pensamos en “hogar” tendemos a pensar en ello como un lugar físico, pero tal y como nos enseñó el confinamiento a principios de año, el concepto de “hogar” está mucho más ligado a un sentimiento más profundo. Como lo tenemos decorado coge mucha más fuerza e importancia cuanto más tiempo pasamos en él. De hecho, cómo nos hace sentir nuestro hogar está siendo un tema realmente importante, ya que muchos de nosotros queremos hacer cambios positivos en nuestro estilo de vida, pero lo más importante antes de empezar, es saber cómo nos sentimos por dentro, primordialmente.

Reunidas

Como muchos otros durante el mes de marzo, me vi obligada a pasar el confinamiento en un piso compartido en el centro de Palma. Antes de la cuarentena, mis compañeras de piso estaban, pero no estaban. Suaves murmullos durante las video llamadas de Skype, las puertas cerradas o la tetera encendida eran algunas sutiles indicaciones de que estaban en casa, pero no necesariamente disponibles. Estábamos demasiado ocupadas yendo a clases por la noche o saliendo de copas como para pensar en compartir el espacio en el que vivíamos, pero de repente, cuando las calles se vaciaron y nos vimos obligadas a pasar tiempo en casa, nuestro piso compartido se transformó. Eleanora, mi compañera italiana, empezó a hacer pizzas, obsesionada por hacer la misma salsa de tomate que le enseñó su familia. “Rosie, ¡esta vez es mejor que antes!”, solía decirme, con los ojos como platos. Mientras tanto, Briggita, de Estonia, encendía velas y hacía estiramientos y equilibrios. La energía en nuestro piso se disparó por completo.

No place like home

Siendo nosotras mismas

Para tres chicas con familias lejos, nuestro concepto de “hogar” cambió. Miramos de otra manera a las cuatro paredes en las que estábamos pasando tanto tiempo, y entendimos que, si queríamos sentirnos como en casa, teníamos que empezar a crearla. Empezamos a mover los muebles, a acercar las mesas a la luz natural y a colgar cuadros. Poco a poco, estos cambios nos ayudaron a sentirnos más en casa. Nuestra morada comenzó a reflejar cómo nos sentíamos por dentro; nos ayudó a sentirnos más fuertes cuando el mundo exterior estallaba.

Ahora, varios meses después, no hemos dejado de hacer cambios. Tenemos una nueva nevera y algunos muebles de terraza, pero aparte de las cosas materiales, nuestro hogar se ha convertido en una extensión de lo que somos. Cada día lo complementamos un poco más, cenando juntas y compartiendo libros que nos han enamorado. Un extraño híbrido de comida italiana, flores inglesas y hygge estonio es lo que se me viene a la cabeza cuando pienso en mi casa. No es ni siquiera el apartamento en sí lo que me viene a la mente, sino una sensación de satisfacción y seguridad.

Cambios en positivo

De una manera u otra, esta pandemia nos ha ayudado a entender nuestro hogar. De hecho, nos ha confirmado que es el primer paso para hacer un cambio positivo en nuestra vida. Priorizar nuestra salud ha sido primordial, de ahí a que un movimiento de vida SLOW esté en pleno auge. En vez de ver nuestras casas como mero lugar de parada y recogida, es un lugar donde parar antes de empezar algo nuevo, ahí está lo importante, en saber poner el punto y seguido. Ahora nos damos cuenta de que menos distracciones nos hacen más felices. Ya sea socializar en la cocina, disfrutar más a la naturaleza o permitir que entre más luz en nuestra casa, son cambios que marcan una gran diferencia en cómo nos sentimos, un cambio positivo para sentirnos cómodos con nosotros mismos. Felices de estar en casa y felices de ser quienes somos.

Photos by Sara Savage