“Las dos buscábamos una conexión más profunda con nuestro trabajo”, explica Wiktoria Ginter al compartir la génesis de la empresa de diseño de interiores in alcova. Wiktoria y su socia Anna Yancheva establecieron un vínculo por primera vez cuando estudiaban juntas arquitectura en Venecia. Después de estudiar, cada una siguió su camino -Wiktoria se fue a Milán y Anna a Copenhague-, donde trabajaron en estudios de arquitectura y se sumergieron en las respectivas escuelas de diseño italiano y escandinavo.
Amigas Reunidas
Pasaron algunos años y ambas buscaron un cambio. Anna se dio cuenta de que, aunque trabajaba en apasionantes proyectos de gran envergadura, a ella le interesaba “más el detalle y cómo convertir un edificio en un hogar”. A pesar de haber conseguido un puesto de trabajo en un importante estudio de arquitectura mallorquín, Wiktoria anhelaba tener su propio estudio, en el que pudiera sentirse más en contacto creativo con sus clientes.
Wiktoria, de nacionalidad polaca, también se encontró en Mallorca por casualidad. “Nunca lo planeé”, recuerda, “pero al poco de llegar aquí me sentí como en casa”. Anna había regresado a su Bulgaria natal, pero no necesitó mucho para convencerla de que se uniera a su vieja amiga en la isla, y pronto nació in alcova.
La elección del nombre es la primera pista de su espíritu, ya que “alcova” es la palabra italiana que designa la habitación más cómoda e íntima de la casa, un santuario interior donde uno se siente más en paz. Wiktoria acababa de terminar su formación como instructora de yoga y quería incorporar a su filosofía de diseño una cualidad espiritual similar. “Al contrario de lo que ocurre en el mundo de la arquitectura, que a menudo tiene que ver con el ego del arquitecto en primer lugar, no queremos proyectarnos en el proyecto”, explica Anna, “se trata de crear el espacio perfecto para el cliente desde un enfoque holístico”.
Artistas y Artesanos
Y al observar sus obras terminadas, la simplicidad casi monástica de su enfoque tiene una cualidad zen que fomenta la calma y la quietud. También se aseguran de que estos espacios meditativos tengan una fuerte conexión con la isla, aprovechando la rica veta de diseño y talento artístico de Mallorca. Las encimeras, los fregaderos de piedra y los armarios serán hechos a medida por artesanos locales, mientras que los muebles procederán de estudios de la isla como Jaia y Contain. Un proyecto reciente incorporó la decoración del artista mallorquín Diego Sánchez Barceló.
“Me fascina la psicología del espacio”, añade Anna, y la “exploración de la relación entre lo físico y lo espiritual” es el corazón de lo que hacen. Se trata, en definitiva, de crear hogares que mejoren la vida de quienes los habitan. Con la isla convirtiéndose cada vez más en un imán para aquellos que buscan el bienestar, tanto espiritual como psicológico, los espacios que elegimos crear a nuestro alrededor pueden tener un impacto enormemente positivo. Y in alcova entienden esto mejor que la mayoría, creando espacios que no sólo calman la mente ocupada y mejoran la felicidad diaria, “sino que también crean conexiones profundas para nuestros clientes”, sonríe Wiktoria.
Text by Leon Beckenham