Mudarse a Mallorca desde 5247 millas

Sylvia Trost cuenta cómo dejó Sudamérica y siguió las raíces de su familia hasta Mallorca

Mudarse a Mallorca desde 5247 millas

Como ejecutiva de operaciones de Menzies Aviation, Sylvia Trost sabe bastante sobre viajes. Desde el punto de vista logístico, ha facilitado miles de vuelos en los últimos 20 años, asegurándose de que todo en tierra funcione como un reloj. Sin embargo, en marzo de 2020, cuando la pandemia golpeó a Sylvia, su perspectiva cambió. La cuestión de poder viajar se convirtió en algo personal. Ella tenía su base en Cancún y sus padres ya mayores estaban en Mallorca, a 8.500 kilometros de distancia y susceptibles de enfermar. No se trataba de trasladarse, sino de la incertidumbre de establecer una nueva vida en tierra.

Descanso en Santa Catalina

Como muchas historias románticas, Sylvia nació de un amor entre Alemania y España. Su madre mallorquina se enamoró de un artista alemán y lo siguió hasta su país de origen, donde Sylvia pasó su infancia. En su juventud, viajó mucho como mochilera y finalmente consiguió un puesto en la aviación. Hoy, Sylvia vive una vida más tranquila en Santa Catalina con su marido Ángel en un apartamento a pocos minutos de la casa de sus padres. “A los 86 años y en tiempos de Covid, te puedes imaginar que estaba muy preocupada por mis padres”, dice. Sylvia y Ángel tienen varias propiedades en Sudamérica y antes de mudarse a Mallorca sabían que habría una diferencia de precios, pero nada como las cifras de Santa Catalina. “Fue un verdadero shock al principio venir de Sudamérica y ver los precios. Por 400.000 euros puedes tener un palacio allí”, dice mientras nos enseña su apartamento. Su amor por la cultura latina está presente en su acogedora vivienda de dos dormitorios con vistas al Palma Tennis Club. El café colombiano con toques de naranja está en ebullición y las brillantes impresiones mexicanas llenan el espacio.

Una visión personal

La compra del apartamento de Sylvia fue relativamente sencilla gracias a la profesionalidad de la agencia inmobiliaria Cinco Islas. Hubo que hacer algunas reformas, pero Sylvia las supervisó cómodamente por Whatsapp. “Muchos de mis amigos
pensaron que estaba loca por organizar una reforma sin estar aquí, pero nunca haría algo sin una recomendación personal”, explica. Esto le lleva a dar algunos de sus propios consejos. “No recomendaría comprar un lugar sin calefacción central”, dice, recordando su experiencia personal. “La ubicación también es crucial. En España hay mucho ruido. Hay que tener en cuenta a los vecinos y pensar dónde está el bar más cercano”, dice riendo. “Aquí es como un búnker, pero ves dos calles en esa dirección y es ruidoso”. Sylvia es feliz en Santa Catalina, pero reflexiona sobre el mercado inmobiliario local y sobre cómo ha cambiado la isla con los años. “Me encanta Mallorca, pero como destino de la jet-set veo que las propiedades son cada vez más caras”, dice. Habiendo comprado propiedades en Ecuador, el coste de la diferencia en Mallorca puede ser grande, pero Sylvia mantiene que la calidad de vida y estar cerca de sus padres es lo que más importa. “Es un lujo poder cuidar a los que quieres”, concluye, satisfecha de haber volado 8.500 kilometros para tener, por primera vez, los pies en el suelo.

Texto Rosie Foot
Fotos Sara Savage