Simoneta Gómez-Acebo y Borbón

María de Fátima Simoneta Luisa Gómez-Acebo y Borbón (Madrid, 1968) ostenta la dignidad de Grande de España. Es hija de los duques de Badajoz y sobrina de los Reyes de España (su madre es hermana del Rey Juan Carlos). Es la mayor de 5 hermanos, y comenzó su carrera profesional en competiciones hípicas, deporte que son su pasión.

Posteriormente se trasladó a Londres donde estudió arte en Sotheby’s y a partir de allí una sucesión de acontecimientos: inició su carrera en Cartier, el mismo año, se casó en la catedral de Palma con José Miguel Fernández Sastrón, con el que tiene 3 hijos; Luis (22), Pablo (18) y María (13). A día de hoy, están divorciados, pero mantienen una excelente relación. Respecto a su boda comenta con sentido del humor: “Recuerdo todavía el calor que hacía ese día en Palma pero también, lo feliz que estaba. Fue mágico”. Nos confiesa cuál es su joya favorita: “Mi pulsera de pedida. Siempre la llevo”.

Nos cuenta de su afición por la ópera, la lectura, a fumar y a la Coca-Cola. Ha veraneado en Mallorca toda su vida, adora la isla, sus calas, el agua, los pinos, el sol, las almendras y los zapatos. Aquí se siente como en casa. Afirma que ha marcado su vida para siempre y la de su familia, con un vínculo indestructible, a pesar de que las autoridades locales decidieran derribar la casa familiar de Porto Pí. Un suceso que no quiere recordar.

Sus inicios en Cartier se remontan a 1990. Empezó como comercial hasta convertirse en la actual Directora de Comunicación de Cartier Iberia (España y Portugal). De su trayectoría comenta: “Ha sido un proceso de aprendizaje constante, no es lo mismo la visión a los 20 años que a los 40. He aprendido a comunicar, a asumir valores humanos muy dispares. Trabajo con gente de diferentes países, pero con un objetivo común. Aprendí a trabajar divirtiéndome”. Sobre la boutique Cartier de Palma, señala: “La clientela de la boutique Cartier en Palma, es muy internacional, establecida desde 1987, se está quedando un poco pequeña con respecto al resto de boutiques en el mundo. Seguiremos impulsando eventos, como nuestro patrocinio al equipo de Polo del Torneo Benéfico de Christian Völkers”.

Además, nos cuenta que tiene un carácter muy fuerte marcado por ser la única chica de 5 hermanos, de los que afirma: “No cambiaría por nada del mundo. Era muy divertido vivir con ellos, siempre pasaba algo”. Seguramente por eso ha sabido forjar su propio camino sin tirar de apellidos. Y añade: “De pequeños eramos muy destructivos, por lo que nunca pude jugar con las joyas de mamá. Sólo las veía en fotos”. De su madre, de carácter notablemente marcado, ha aprendido mucho y la admira por ser una gran luchadora: “La gente cree que por estar en una posición social privilegiada, la vida es fácil, pero no es así. Todos tenemos problemas. Y si es un problema con un hijo, que tengas que sacarlo adelante sola, no sirve ni dinero ni nada, sólo tu categoría humana. Dar amor a tus hijos es lo más importante. Por el resto, todo lo demás tiene arreglo. Yo podría trabajar tanto vendiendo joyas como lavadoras. Lo importante es traer el pan a casa”.

A Simoneta, le quedan retos por alcanzar todavía, aunque, la exposición que organizó en el Museo Thyssen de Madrid el año pasado fue un sueño cumplido de más de 20 años. Recogía más de 400 piezas de Cartier, desde 1847 hasta la actualidad. Entre ellas, joyas que pertenecieron a Grace Kelly, Elizabeth Taylor o Coco Chanel. Sobre la joya más cara o el encargo más excéntrico adquirido en la tienda de Palma comenta: “Es secreto entre la boutique y el cliente”.

Narrado prácticamente como hecho histórico, la sobrina del Rey, nos cuenta: “Cartier siempre ha estado vinculada a las Casas Reales. Según acuñó el Rey Eduardo VII, Cartier ganó su reputación como «Rey de los Joyeros, Joyero de los Reyes» obteniendo 16 títulos de joyero proveedor oficial de Cortes como España, Portugal, Rusia, Bélgica, Grecia, Italia y el Principado de Mónaco”.

La situación actual de recesión hace pensar que no es un buen momento para vender alta joyería, pero Simoneta nos explica que el lujo resiste. El lujo y las cosas que están bien hechas. Las que tienen un savoir-faire. Cada pieza de Cartier necesita mucha gente trabajando en ella. Un equipo muy bueno. Desde la compra de materiales hasta el punto de venta.

Afirma con bastante rotundidad: “Aunque parezca una frivolidad porque son muy caras, nada que conlleve tanto trabajo puede ser frívolo. En una época donde no se sabe donde invertir, las grandes marcas son un refugio. La crisis no afecta a la creación, sino que la estimula. El trabajo de todos los diseñadores, artesanos, comunicadores, vendedores, y demás, no se ve, pero están trabajando para que las piezas sean etéreas, un sueño. Porque al final, lo que nosotros vendemos, son sueños”.

Photos by: Brian Hallett

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