Conoce a Sybilla

Diseñadora de fama mundial abre una nueva tienda en Palma

Sybilla Sorondo Myelzwinska (1963) nació en Nueva York. Su padre, diplomático argentino y su madre polaca, pintora y creadora de moda en los años ‘60. Falleció cuando Sybilla era muy joven. Se trasladó a Madrid con siete años, aunque ya antes venía de vacaciones a Mijas (Málaga).

“Recuerdo llegar cada verano a España y sentirme libre, jugar con los niños del pueblo, con los animales del pajar, correr entre higueras y limoneros, era un gran contraste con Nueva York y vivir en Mallorca me ha conectado directamente con esas sensaciones de niña”, relata.

Nunca estudió moda y, desde muy joven pasaba horas revolviendo montones de ropa en rastros, buscando algo especial.

“Mis padres vivieron vidas increíbles alrededor del mundo y tenían armarios llenos de historias de las que aprender”, añade.

A los 17 años fue aprendiz en Yves Saint Laurent y con 19 años, montó su primer taller en Madrid. Le ayudaron las manos expertas de las modistas tradicionales. “Ellas fueron mis verdaderas maestras”, exclama cariñosamente.

Sybilla quería hacer piezas únicas pero Alberto Guardione la llevó a vender a Biffi, Bergdorf Goodman y Victoire. En 1989 los Zucccoli decidieron producirla, apareciendo en Vogue, Vanity Fair, Glamour y The New-Yorker. Creó un perfume para Shiseido, Louis Vuitton le encargó un bolso, creó la firma Jocomomola para Japón, desfiles en Madrid, Paris, Milán, Tokio y tras 20 años frenéticos decidió parar.

“Necesitaba coger perspectiva y cargar pilas. Me dediqué a proyectos relacionados con agricultura, educación y sostenibilidad. Creamos la fundación Fabrics For Freedom dedicada al otro lado de la moda: quién la hace, qué material, qué impacto y alianzas positivas se pueden crear, y ofrecer alternativas.”, y añade; “La nueva tienda en Palma es un lugar bello y abierto, donde enseñar mi trabajo sin reglas. Esta repleta de piezas únicas y favorecedoras, sorprendentes, fáciles, con colores emocionantes y materiales exquisitos, invierno y verano juntos, prendas por encargo. Es un experimento. Habrá cosas para la casa; alfombras, baldosas hidráulicas, cristal y otros productos desarrollados con artesanos mallorquines. Al fondo hay una sala donde esperamos hacer conferencias, proyecciones, bailes y conciertos.”

Sybilla embellece a cualquier mujer. Sus clientas de hace 20 años siguen usando las antiguas piezas. Produce en España e Italia. Tiene debilidad por el punto de cachemir y la seda porque regula la temperatura, el olor corporal y proporciona una sensación de serenidad.

Acaba de abrir tienda en Taiwán y planea abrir tiendas efímeras en Nueva York, Miami y Madrid “cada una es una celebración”, manifiesta. Aunque descubrir Mallorca con 16 años, le cambió la vida. Su fuerte conexión con la Serra de Tramuntana la arrastra de vuelta.

“Tengo muchos proyectos. Uno sobre comida mallorquina, un vino para Japón y nuestro aceite de oliva. Me ilusiona el proyecto de la fundación ‘Educación para la Vida’, que organiza un encuentro anual en Pollensa y trae propuestas que están generando cambios. Estoy involucrada en el diseño de una Eco-Zona en República Dominicana y quisiera poder hacer algo similar aquí”.

Tiene fama de tímida y perfeccionista pero para seducirla es suficiente humor e ingenio. Le encanta la gente pero se recarga en soledad, en la naturaleza, saboreando productos orgánicos. “Me fascina el poder de la comida”. Lee a Pablo Neruda, Virginia Wolf y lecturas científicas sobre el cerebro, el movimiento de transición (transition towns) y la permacultura. “La última novela que me ha cautivado ha sido ‘A Tale of the Time Being de Ruth Ozeki”, señala. Escucha Soul, funk, blues, Bach, Saint Colombe y música barroca. La flor del helioborus es su favorita, variedad endémica de la Tramontana. Y confiesa que su casa “tiene algo de madriguera”. Le inspiran los pintores Matisse y Milton Avery, y la arquitectura parisina de los años 30.

Le gustaría “encontrar un socio que me de seguridad y me ayude a ser mejor en lo que hago”, pero también dedicarse exclusivamente a bailar durante un tiempo. “Es una idea bastante excéntrica”, confiesa con humor.

Contacto

Sybilla

Carrer de Sant Feliu 12, Palma