DEVOLVIENDO LA VIDA A UNA FINCA DEL SIGLO XVIII

La pareja formada por Tatiana Baibabaeva y Tyson Strang emprendió una tarea titánica al reformar una finca rural mallorquina

Tatiana Baibabaeva y Tyson Strang, viajeros y creativos apasionados, han explorado gran parte del Mediterráneo. Durante sus diferentes estancias, se sintieron especialmente atraídos por las antiguas casas de piedra y por el modo en que parecían estar vinculadas de forma primordial a la tierra. Cuando surgió la oportunidad de comprar una casa en el extranjero, la pareja se fijó en Mallorca.

“Buscábamos algo que estuviera arraigado en su paisaje y que pareciera auténtico”, nos cuenta Tyson. “La clave era el estilo rústico mediterráneo”, añade Tatiana. No se imaginaban que encontrar la finca perfecta en el corazón rural de la isla pondría en marcha un proyecto de reforma que acabaría siendo el trampolín hacia un nuevo camino profesional.

DESPERTANDO UNA PASIÓN

Tras comprar la finca de piedra de sus sueños, la pareja se trasladó desde Nueva York y su atención se centró rápidamente en el trabajo de interiorismo y el diseño arquitectónico a medida que reformaban la propiedad. Su entusiasmo y su visión les impulsaron a aprender sobre la marcha. Una vez terminada su casa, el dúo planea poner en marcha su propia studio de diseño, Terra Coll Home, que se encarga de proyectos que se ajustan especialmente a su enfoque rústico. “Es exactamente lo que queremos hacer. Trabajamos juntos como socios. Juntos somos más fuertes que por separado”, expresa Tyson. “Tuvimos suerte de encontrar este lugar. Que se ha transformado tanto como nosotros”.

Su hogar, Finca Alfabia, les sirve de inspiración permanente y les aporta ideas para nuevos proyectos. Los materiales naturales de la zona, extraídos directamente de la tierra, tienen un gran protagonismo, pero también ofrecen un confort moderno. “Nos encanta la madera antigua, y los detalles tradicionales y elementos naturales que encontramos aquí en la casa”, reflexiona Tatiana. Tyson continúa: “Nos atraen las cosas que se sienten reales y duraderas, que poseen una pátina de uso. Viniendo del mundo rapido de Nueva York, esto nos parece algo muy puro”.

Un proceso “poc a poc”

La propiedad había sido remodelada a principios de los años 70 y había perdido gran parte de su encanto, pero Tatiana y Tyson vieron más allá y se comprometieron a sacar a relucir su belleza inherente. Paso a paso, “poc a poc”, encalaron minuciosamente las paredes, eliminando todo lo artificial o que no respirase, y fueron añadiendo acabados más naturales. Los suelos de piedra de río se colocaron cuidadosamente siguiendo distintos patrones y círculos concéntricos tanto en el interior como en el exterior. Reutilizaron todo lo que pudieron encontrar en la propiedad y trabajaron con artesanos locales para integrarlo y añadir elementos únicos.

Los árboles excavados para dar paso a la piscina cobraron nueva vida como pérgola. La madera sobrante se convirtió en un escritorio flotante o en una estantería rústica. Una vieja piedra de moler se convirtió en una mesa de café y las piedras del patio se cincelaron para hacer fregaderos. Cada elección de diseño se ha hecho con un propósito, unificando la casa con su entorno. “Es una definición diferente del lujo, un lujo singular, un lujo original y único”, explica Tyson. “Cada cosa tiene la función de crear una sensación de tranquilidad, como si te adentraras en un lugar de profunda belleza, como un templo o un santuario. Creo que en el fondo eso es lo que pretendemos”.

Texto por Ché Miller | Fotos por Sara Savage