Durante el último año, muchos de nosotros nos hemos visto obligados a replantearnos nuestras viviendas. Cuando el mundo se detuvo, tuvimos que enfrentarnos a algunas verdades. Por fin nos sentimos lo suficientemente valientes como para admitir que: realmente no nos gustaba vivir en la ciudad, ya no podíamos soportar nuestros diminutos jardines, y realmente no queríamos estar en el norte de Europa. El Mediterráneo nos llamaba, quizás una vida en Mallorca, con su gran infraestructura, sus escuelas internacionales y un sol infinito.
Una transición natural
Con esta oleada de nuevos compradores potenciales que querían mudarse a Mallorca (pero sin la certeza de poder viajar), el mercado inmobiliario de la isla tuvo que adaptarse. En lugar de ver las propiedades en persona, el proceso se trasladó a Internet, lo que hizo que las visitas digitales se dispararan en todo el mundo. En Mallorca, Piers Lloyd-Cox y Michael Schwalbach, de Sandberg Estates, no se sorprendieron en absoluto del auge digital. “Para nosotros, pasar a lo digital tenía sentido”, dice Michael, cofundador de la agencia en Santa Catalina. “Incluso antes de la pandemia, descubrimos que las visualizaciones en vídeo funcionaban bien. Nuestros clientes son gente muy ocupada, así que siempre ha sido una forma más eficiente de ahorrar tiempo, tanto para nosotros como para ellos.”
El detalle está en lo digital
El aumento de la venta de propiedades por vía digital ha hecho que Piers y Michael tengan que reexaminar la forma de comunicarse con sus clientes. Sin la interacción cara a cara, dicen que lo más importante es entrar al máximo en el detalle. Armado con una cámara y un par de auriculares, Piers dice que el reto suele ser transmitir el tamaño y la proporción de sus propiedades. “Intentamos ser lo más minuciosos posible, tanto visualmente como en nuestras descripciones. Nos ponemos en la piel del comprador… dando prioridad a cosas como el espacio y la luz natural”. Añade que también se ofrece un plano detallado en una visita online, lo que da a los clientes un punto de referencia mientras él dirige la cámara.
La línea de puntos online
Gracias a las videollamadas realizadas a través de Whatsapp y Facetime, Sandberg Estates vende propiedades sin que los compradores hayan pisado nunca Mallorca. Aunque a algunos les parezca sorprendente, Piers y Michael destacan que todo se resume a la confianza. Ambos crecieron en Mallorca en el seno de familias de residentes internacionales, por lo que entienden las diferencias culturales de los recién llegados a la isla. Michael, que es medio alemán y medio sueco, habla de un cliente reciente de Alemania que compró una villa de varios millones en Son Vida sin ver la propiedad en persona. “Le explicamos el proceso en todo momento y, como los dos crecimos en esta parte de Palma, pudimos darle toda la información que necesitaba para decidirse”. En un par de semanas, el cliente llamó por teléfono a Michael para firmar el contrato, de nuevo, todo realizado por ordenador.
¿Y el futuro del sector inmobiliario en Mallorca? Piers y Michael dicen que se fijan en lugares como Los Ángeles y Londres como los pioneros de la propiedad digital. “Sin duda, la tecnología va a ser aún más detallada. La edición se hará más sofisticada, las propiedades se venderán más a través de las redes sociales y se emplearán drones”, afirma Piers, que ha invertido recientemente en nuevas cámaras y equipos de programación. Sin embargo, la idea de que Sandberg Estates pase a ser totalmente online es poco probable con la reciente apertura de su segunda oficina en Puerto Portals. Parece que por muy detallista y progresista que sea lo digital, siempre existirá el deseo de comprar una propiedad en persona en Mallorca, con más olas y menos cámaras rodantes. Al menos por el momento.
Photos by Sara Savage
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