Productos de la granja a la mesa en Simply Son Braho

La comida de la tierra es lo primero en Son Braho, en Alaró

Cuando Brenda Irani y su marido compraron por primera vez Son Braho en Alaró en 2012, era un idilio campestre para holgazanear durante los veranos y jugar al tenis. Este estilo de vida, sin embargo, cambió en 2020 cuando Brenda y su familia optaron por la cuarentena en Mallorca. La incertidumbre mundial y el riesgo de escasez de alimentos y de aislamiento a largo plazo, inspiraron a Brenda a buscar formas de que su familia pudiera autoabastecerse. El resultado es una nueva empresa llamada Simply Son Braho Farm, un lugar en el que las familias pueden obtener comidas nutritivas hechas con los productos cultivados en la granja.

Estanterías vacías y grandes preguntas

Durante la cuarentena, fue la primera vez (en mucho tiempo) que Brenda y su familia estuvieron juntos bajo el mismo techo. Sus tres hijos suelen estar fuera (estudiando en la universidad o en un internado), así que tenerlos en Mallorca dió a la familia la oportunidad de reconectarse. “Todas las noches hacíamos grandes cenas y jugábamos. Sé que la cuarentena fue terrible para mucha gente, pero para nuestra familia fortaleció nuestra relación”, explica Brenda. Comer juntos y comer bien se convirtió en algo muy importante, y no sólo como familia, sino también para el planeta. “Empecé a pensar en el virus y en lo que pasa en el mundo. En ese momento, las estanterías de Londres se estaban quedando vacías y pensé: ‘¿Cómo podemos, como familia, ser lo más autosuficientes posible?” her own research into how to grow food in the most environmentally conscious way. She started reading and watching documentaries, as well as expanding her kitchen garden. “The biggest thing we can all do is reduce our consumption of meat and fish, so I really tried to focus on that and planting a wide variety of things,” she says. The result was a leafy paradise – an abundance of fruit and vegetables across five hectares of fertile land. “I planted everything and had so much food that it actually stressed me out,” she says, laughing. The amount of produce quickly surpassed the needs of her own family, which inspired Brenda to network with other farmers and open her own farm shop in Santa Catalina.

Un aspecto educativo

Cuidada de la forma menos impactante, Brenda tiene de todo, desde gallinas y colmenas hasta brócoli dulce y rábanos. Su granja es un paraíso natural, cultivado sin pesticidas y pronto certificado como orgánico. Los productos son cosechados por un equipo local de per – macultura y ella incluso prepara sus propios platos con la ayuda de su chef, Jeff. “Además de nuestros nutritivos productos agrícolas y nuestras comidas, nuestro objetivo es concienciar sobre lo que comemos. Se trata de comer, pero también de aprender”, nos dice Brenda. Por ahora, los tall – eres y las clases se imparten en su sede de Santa Catalina, donde también hay una completa tienda de delicatessen y un rincón de productos locales. En el futuro, sin embargo, Brenda espera abrir su granja en Alaró para que las famili – as puedan visitarla. “Quiero seguir desarrollando la granja para que los niños puedan visitarla y traer sus propias cestas para recoger lo que les gusta”, dice, deseosa de construir un futuro que sea autosuficiente y divertido a partes iguales.

 

Texto Rosie Foot
Fotos Sara Savage