Conocido por sus llamativos estampados de inspiración étnica, sus deslumbrantes caftanes y por el glamour que caracteriza al equipo londinense que le rodea, el diseñador británico Matthew Williamson es famoso por reflejar la esencia de la excentricidad inglesa. Cuando supimos que sería la persona encargada de diseñar los interiores de la Suite 67 de La Residencia, en Deià, sentimos mucha curiosidad. Sus suntuosas creaciones son la antítesis de este clásico hotel mallorquín. ¿Cómo encajarían sus psicodélicos diseños en color fucsia y sus trabajos vintage de estilo chinoiserie con la paleta rústica del hotel en la que predominan los colores terrosos, la terracota y el marés?
Para llegar a la suite tendrás que atravesar un extenso laberinto de dependencias tradicionales y vestíbulos, decorados con bancos de madera típicamente mallorquines, cojines fabricados con robes de llengües y cuencos repletos de limones. El suelo que conduce a la Suite 67 cambia repentinamente y destaca por sus baldosas geométricas de estilo marroquí. Encontrarás asimismo una silla de ratán con variados diseños. La banqueta situada en la sala que conduce al tranquilo pórtico está tapizada con terciopelo, y los estampados de guepardo crean una sensación onírica.
Los invitados que se dan cita en la inauguración de Suite 67 son amigos íntimos de Williamson. Famosas celebridades británicas, como Fiona Leahy y Sadie Frost, nos dan una calurosa bienvenida mientras Williamson fuma y charla con los invitados en la terraza. Se muestran relajados, y parece que nos encontramos en una fiesta entre amigos en vez de en un hotel de cinco estrellas. El incienso de ámbar perfuma el ambiente del dormitorio, presidido por una cama azul marino con ropa de cama de color azul claro estampada con motivos inspirados en los pavos reales. El papel pintado de las paredes es de estilo chinoiserie con flores azules. Sin duda, transmite mucha calma para tratarse de Williamson. La lámpara de plumas y el vistoso cuadro pintado por el artista local Alan Hydes le confieren un toque diferente a la habitación y constituyen una buena muestra del estilo del diseñador. Llama la atención la gama de azules que caracterizan al dormitorio, que contrasta con la exuberante terraza donde se han colocado unas atractivas sillas y una mesa de madera roja lacada.
“No pude poner en práctica algunas ideas”, se lamenta Williamson mientras nos enseña el baño. Aunque en un principio iba a contar con coloridas baldosas, el color azul claro es el absoluto protagonista. Explica que tuvo que desechar algunas ideas para completar el proyecto a tiempo, lo que explica que en la Suite 67 se echen en falta los típicos toques decadentes de Williamson. El diseñador está muy delgado y viste unos pantalones chinos y unas deportivas blancas. Sus penetrantes ojos azules sostienen tu mirada. Nos conduce a través del salón, donde contemplamos los armarios de madera del Rajastán de color azul con flores pintadas a mano. Al abrir las puertas del armario, descubrimos un papel pintado de color azul oscuro con abanicos estampados. Es un bonito y discreto detalle.
Williamson explica que hace dos años viajó hasta Mallorca para visitar a un amigo que residía en Son Vida, y le apeteció visitar Deià. No sabía cómo era un típico pueblo mallorquín, pero a medida que se aproximaba a la pintoresca localidad, sintió un cambio de energía. Se enamoró perdidamente de la brisa marina y de las aguas color turquesa. Después de todo, ¿quién puede resistirse?
We sit in the cosy living room on fantastically florid botanical printed chairs and Tibetan tiger cushions on the golden velvet couch. Books about Mediterranean gardening by Shirley Sherwood and Hugo Latymer sit on the shelves and give insight into Williamson’s direction for Suite 67. Williamson references Sherwood’s botanical illustrations of local flora as inspiration for his prints for the hotel. Mallorcan plant life ranges greatly from delicate vibrant poppies to architectural agave cactus and fennel flowers.
It is a whole new world of inspiring imagery for Williamson, and he is absorbing every detail down to a cellular level. He pauses, quietly smoking on the patio, looking out at the Tramuntana mountains, surrounded by new friends, and it is apparent he is content here. As so many have found, the creative energy of Deià can be alluring for a time, but for some, it is very grounding too. Williamson now spends most of his time on Mallorca, trading in the London nightlife and frantic fashion schedules for picking lemons and gardening with his young daughter, Skye.
And Mallorca’s energy is transforming Williamson’s work – palettes are softening, patterns becoming less frenetic. A metamorphosis is taking place here, and Suite 67 is just the beginning…
Look out for his upcoming collection of wallpaper patterns and fabrics, Deià, for Osborne & Little, as well as a new candle line launching this year. Williamson is also available for domestic and commercial interior design projects.
Photos: Sara Savage & Tom Mannion
