Ya no hay freno. El panorama laboral cambia a un ritmo vertiginoso y las normas que rigen el trabajo se están adaptando a la era digital. Ahora que las empresas se están desprendiendo de los costes de mantener grandes espacios físicos y se han acostumbrado al uso del Zoom, se avecina una nueva era.
Según el Future Workplace Report de Upwork, se espera que una cuarta parte de los trabajadores estadounidenses que trabajan en oficinas lo hagan a distancia para finales de 2023. El cambio se está produciendo en todo el mundo al mismo tiempo. ¿Cuántas veces has pasado por delante de una cafetería en Palma y has visto a media docena de personas tecleando en sus portátiles? La tendencia de los nómadas digitales es actualmente mayor entre las personas de 30 a 40 años, y predominan los empleos en tecnología, marketing e industrias creativas. Lejos de ser sólo una ventaja de Silicon Valley, España es el país más visitado después de Estados Unidos.
El nuevo nómada
Thomas Clarke de 43 años, vive en Palma y escribe sobre política bajo un alias. Con pasaporte irlandés, Clarke no forma parte del creciente grupo que planea solicitar el nuevo visado para nómadas digitales que se puso en marcha en junio. Suele trabajar en su apartamento, pero entiende el atractivo de los espacios de co-working: “A veces, es bueno cambiar de ritmo para escribir e investigar en un lugar un poco más anima- do, rodeado de otras personas”, dice. “Curiosamente, soy más productivo con ruido de fondo”. Al igual que en Londres, Madrid y Barcelona se han multiplicado las cafeterías en las que se puede trabajar con el portátil y los espacios de trabajo flexibles, es de esperar que en la capital de Mallorca ocurra lo mismo. Aunque muchos de nosotros aún no estamos preparados, o dispuestos, a convertirnos en nómadas digitales, estamos sintiendo el efecto dominó de este cambio global. A medida que las empresas se sienten más cómodas con el trabajo híbrido y la colaboración con profesionales a distancia, se abre una oportunidad de oro para mejorar el equilibrio entre la vida laboral y personal. No hace falta ser un diseñador de UX de 30 años para beneficiarse de entornos alternativos y de una actitud más saludable ante el trabajo.
Un hermoso equilibrio
¿Cuál es el truco? Una queja habitual de los nómadas digitales errantes es la sensación de aislamiento que conlleva no tener una ubicación fija. Además, estar siempre conectado puede difuminar los límites entre trabajo y ocio. Por eso, en un panorama que cambia tan rápidamente, es de vital importancia hacer una pausa y definir claramente la vida que deseamos diseñar para nosotros mismos. Una de las razones para amar la vida en la isla de Mallorca es su perfecta fusión de lo antiguo y lo moderno. Viajar a un pueblo como Alaró o Bunyola es como retro- ceder 30 años en el tiempo, pero con una infraestructura sólida y funcional. Palma en especial mostrará signos de adaptación al nuevo sistema de visados, a medida que empiecen a llegar más nómadas. Lo mis- mo ocurrió a una escala mucho mayor en los años 70, cuando estalló el turismo de masas, pero Mallorca siempre ha conservado su alma. Es un lugar para la calma, la curación y la conexión; para alejarse del frenético ritmo de la modernidad y cultivar un estilo de vida lento, pero embriagador.
Escribe tus propias reglas
La clave para navegar por la incertidumbre económica mundial y los cambios en nuestra forma de trabajar es fomentar un enfoque personal y aferrarse a los propios valores. Cuídate, viaja despacio y con atención, y aprovecha las nuevas oportunidades. Y si te sientes solo, conéctate a una comunidad empresarial consciente como hc/ Connect & Grow. Elige lo que más te guste, protege tus valores y planifica con inteligencia. En otras palabras, escribe tus propias reglas y edítalas sobre la marcha.
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Texto por Anna Mason