Cómo viajar a Mallorca ha cambiado desde que empezó la pandemia

El viajero con propósito se lo está pensando dos veces antes de visitar Mallorca, escucha a los locales e investiga.

El cambio de mentalidad se produce con el tiempo. Como seres humanos, nos adaptamos a nuestro entorno y aprendemos de él, convirtiéndonos, con suerte, en personas mejores y más amables. Nos basamos en la información para escuchar y aprender de ella, en el caso de la pandemia mundial, nos ha obligado a enfrentarnos a algunas realidades. No ha sido un ejercicio de aula de una situación hipotética. El mundo se paralizó, los hospitales llegaron al punto de colapso y el medio ambiente se encogió de hombros y envió inundaciones e incendios forestales. Pero una nueva generación de viajeros está convencida de que la situación puede mejorar. Están pensando conscientemente, entendiendo las diferencias entre las personas y, sobre todo, viajando para aprender. Son los viajeros con propósito.

Una necesidad inteligente

Puede que esta nueva mentalidad de viajar con un propósito se haya reforzado desde la pandemia, pero la necesidad de comprender a los demás es algo innato en nosotros. Ese pensamiento de “¿qué hay más allá del horizonte?” es nuestra curiosidad y nuestro cuestionamiento interior. Ahora este sentimiento es el que aflora a la superficie, con más viajeros pensando “¿qué podemos hacer para ayudar al planeta?” y, “si viajamos, ¿dónde podemos aprovechar al máximo nuestro tiempo?”. El viajero con propósito está orientado a la búsqueda de soluciones y considera que el tiempo no es un bien desechable, sino algo en lo que hay que invertir. Si viajar implica subir a un avión y dejar nuestra huella de carbono, más vale que signifique llegar a un lugar que potencie nuestras capacidades. Y esto ejerce una sutil presión sobre los destinos para que ofrezcan más a sus visitantes. Puede que antes el sol, el mar y la arena se vendieran solos, pero ahora hay una necesidad mayor, más inteligente. Una experiencia de aprendizaje muy centrada en la cultura local.

Los habitantes de la zona son lo primero

El panorama mediático de los viajes está dominado por falsas narrativas. Una visión maquillada de lo mejor de la naturaleza conduce a playas abarrotadas, arrecifes de coral rotos y un viajero con expectativas poco realistas. Los operadores turísticos sacan provecho de unos pocos lugares, promocionando siempre imágenes de los mismos sitios y puestas de sol. Esto sólo conduce a la masificación, que una isla como Mallorca conoce muy bien. Este año circularon fotos en las que la pequeña cala de Caló des Moro se convertía en un parque de atracciones, con colas de turistas que esperaban durante horas; imagínate las multitudes de un festival de música. Y después de que se disiparan, la basura y los cigarrillos quedaron acumulados en la arena. Los lugareños han alzado la voz con razón durante años (instando a una solución sostenible), que, desde la pandemia y el aumento de la temperatura global, por fin se está escuchando. El viajero con propósito se lo piensa dos veces antes de visitarlo, escuchando a los lugareños e investigando antes de entrar en el mundo de los medios de comunicación.

Viajar con inteligencia

La relación entre las personas y el planeta está en el centro de esta nueva era del turismo. Si el propósito significa intención, esta nueva generación de viajeros quiere aprender, disfrutar y marcharse sin perturbar el paisaje local. Son los pensadores y buscadores que viajan con inteligencia y lo hacen con conciencia. En lugar de alojarse en un gran hotel, eligen B&B rurales, hoteles independientes y villas privadas de propiedad local. Y si optan por las grandes cadenas turísticas, entonces se responsabilizan de sus acciones. Las botellas de plástico, el personal de limpieza mal pagado y los ingredientes que se obtienen a miles de kilómetros de distancia son cosas que no pasan desapercibidas. Las experiencias también se están orientando más hacia lo local, ya que las clases de elaboración de vinos, perfumes y cocina orgánica se han disparado.

En Mallorca, este cambio en el turismo se refleja en una creciente demanda de vacaciones de bienestar y crecimiento personal. Los retiros de yoga se han disparado en algunos hermosos lugares (como la Finca Son Sion y Osa Major) y los centros de bienestar como Sadhana Works están viendo un creciente interés por las clases de Kundalini Yoga. El viajero con propósito busca expandir su mente y regresar a casa un poco más sabio. Sus acciones proceden de un enfoque de entrega, que a su vez, estimula la conexión. Después de 18 meses de escasa socialización, viajar nos da las alas para volver a conectarnos, para entablar relaciones genuinas y para volar frente a la adversidad global.

El Viajero con propósito hace un llamamiento al sector de los viajes para que escuche bien y mucho. Viajar es intencional, es una acción para el cambio y la oportunidad de meditar sobre dónde se ha torcido este mundo. Y a partir de ahí, encontrar una solución práctica para mejorarlo. El viajero con propósito acuna el mundo, tratándolo como debe ser: con cuidado.